Entiendo el entrenamiento más como un proceso didáctico que como un proceso fisiológico o biomecánico. Nuestra función como entrenadores consiste en que nuestros atletas aprendan gestos, pero además también comportamientos y actitudes. Es por eso por lo que me ha gustado tanto el vÃdeo que he adjuntado en el post, porque creo que la parte emocional del atleta puede multiplicar su potencial deportivo o al contrario, puede dar al traste con gran talento.
Asà pues, los entrenadores debemos prestar especial atención a la parte emocional de nuestros atletas y saber gestionarla y conducirla ya que, al fin y al cabo, el entrenamiento no es más que otra expresión de las relaciones humanas. Gracias a Eduardo y Elsa Punset y su magnÃfico programa Redes, nos dan una lección básica sobre la importancia del aprendizaje social y emocional. Una de las afirmaciones principales del entrevistado, el Profesor René Diekstra, es la siguiente:
Las emociones son la esencia, el núcleo sobre el que se construyen las relaciones y se toman las decisiones.
Y la vida de un atleta no está exenta de relaciones ni de toma de decisiones. Muchas de ellas deben tomarse en situaciones adversas y de presión, y en esos momentos es cuando más determinante es el control emocional. En cuanto a las habilidades sociales, emocionales y éticas, el profesor Diekstra menciona cuatro tipos:
- Aprender a percibir y gestionar tus propias emociones.
- Construir y mantener relaciones
- Tomar decisiones responsables y éticas
- Cómo ponerse en el lugar del otro
Del dominio de cada una de estas habilidades depende el éxito que una persona va a tener.  Por desgracia, no todos los atletas llegan con la lección aprendida. Sobre todo los atletas más jóvenes, carentes de experiencia y con una educación cada vez más indisciplinada y deficiente, son los más necesitados de esos aprendizajes emocionales para entrenar, para competir, para tener unas relaciones sanas y duraderas con compañeros, entrenador, rivales, etc.  A raÃz de esto, Punset comenta que algunos de los errores más graves de nuestro Sistema Educativo son, entre otros:
- No tener en cuenta dos de las enseñanzas fundamentales de la Neurociencia: que la razón no sirve para nada sin las emociones; y que el cerebro es un órgano muy sofisticado, difÃcil de comprender, pero enormemente plástico.
- No aceptar que los maestros han de lidiar con la diversidad cultural que existe actualmente en las aulas, pero también con lo que tienen en común todos los alumnos: las emociones.
Por tanto, como «maestros» de nuestros deportistas debemos aprovechar cada situación, cada contexto, cada conflicto para poder dar una lección de aprendizaje social y emocional. Incluso (aunque esto parezca fuera de las competencias de un simple entrenador) programar este tipo de aprendizajes e integrarlo en nuestro entrenamiento como un objetivo más.
Y para terminar, una frase que me saco de la manga:
A largo plazo, el entrenamiento de un atleta verá mermado su efecto en un porcentaje directamente proporcional a su falta de habilidades sociales y emocionales.
Pensad si no en cuantas promesas han fracasado (o lo poco que ha durado su éxito) por no saber gestionar emocionalmente su talento.
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