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Entrenamiento infantil: ¿Les falta respeto, esfuerzo e ilusión a nuestros niños?

Cualquiera que me conozca y que siga con cierta frecuencia este blog, sabrá que soy un gran apasionado de la formación deportiva y del entrenamiento infantil. Creo que es uno de los trabajos más gratos que existen, acompañar a un niño mientras crece, ver su evolución año a año, sus cambios, además de que por lo general son bastante sinceros y tanto si están agradecidos como si no, lo demuestran.

Mis objetivos con estos jóvenes deportistas son:

  • Dotarles de una educación motriz básica a través de los movimientos fundamentales como son la carrera, los saltos, giros y lanzamientos, así como desarrollar armónicamente su coordinación y las capacidades físicas (fuerza, velocidad, flexibilidad y resistencia aeróbica).
  • Inculcarles y reforzar unos valores universales. Todos conocemos en qué valores se fundamenta el deporte e intento transmitirlos. Esfuerzo, respeto (hacia el entrenador, hacia los compañeros y hacia las normas), constancia, compañerismo, etc.
  • Transmitirles el gusto por el deporte y el ejercicio físico a través de una práctica divertida y entretenida. No vienen al entrenamiento a sufrir sino a esforzarse y divertirse, por lo que será más fácil que sigan con la actividad deportiva durante más tiempo.

Sin embargo, este proceso no está exento de dificultades y con frecuencia observo situaciones que me preocupan y me llevan a reflexionar. Una de ellas tiene que ver con la actitud de algunos niños hacia la actividad y hacia el entrenador. Sobre esta última, es cierto que no soy un entrenador para nada autoritario, en ocasiones me cuesta imponer cierto orden y disciplina, quizá porque al inicio no soy excesivamente estricto con las transgresiones y llega un momento que la cosa se va de las manos y hay que ponerse serio de golpe. Pero aparte de eso, también son frecuentes comentarios y respuestas hacia mí del tipo «¡pues vaya mierda!», los cuchicheos y risas mientras les hablas mirándoles a los ojos, y ciertos detalles que te hacen preguntarte, ¿qué tipo de educación reciben estos niños en casa? Soy joven, pero casi les triplico la edad. ¿No les enseñan a respetar a los mayores y a los profesores? Este no es un caso generalizado pero tampoco una excepción, ya que lo observo a diario y no siempre de la misma persona.

La otra cuestión que he comentado que me preocupa es la actitud hacia la actividad. Me duele reconocer que los niños de hoy en día son en su mayor parte perezosos. Sobre todo cuanto más van creciendo. En mis grupos hay algunos niños (excepciones) que antes de que empiece la clase, o tras terminarla, siguen corriendo, jugando, etc. Sin embargo, cada vez que les digo «tres vueltas de calentamiento» la repuesta general del grupo es «¿¿¿¿¡¡¡¡Tres vueltas!!!!???? ¡No, dos! ¡No, una!». Cada día. Cualquier tarea, juego o ejercicio que implique un esfuerzo, ya sea físico o mental tengo en un primer momento la negación general, luego las quejas particulares (no me apetece, estoy cansado, tengo flato, me duele aquí, esto no me gusta…) y finalmente el sector que siempre se escaquea o lo hace todo a medio gas. No quiero parecer un abuelo cebolleta pero… yo no he ido nunca a ningún deporte y a mí jamás me han tenido que decir que me esforzara y lo hiciera todo siempre a tope, ya me encargaba yo solo de llegar reventado a casa, daba igual si jugaba al frontón, al fútbol, a subir por las rocas, a ir en bici o cualquier otra cosa. Bueno, y mucho menos cuestionar a nadie mayor que yo, ya fuera profesor o un simple vecino. Considero que la necesidad de movimiento, de fatiga, es algo natural en los niños y el respeto hacia los mayores la pauta más básica de educación que se debe tener.

¿Qué significa esta desafección por el esfuerzo y ese cuestionamiento continuo hacia una «autoridad» como es un entrenador? Lo peor de todo, es que esta apatía y falta de entusiasmo y de respeto SE CONTAGIA. Me ha sorprendido en alguna ocasión escuchar el lamento de alguno de los niños «modélicos» por cierto juego o ejercicio, imitando al resto de compañeros «quejicas» sin ni siquiera sentir (estoy seguro) lo mismo que ellos.

Esta situación me obliga a darle un formato más lúdico a todo, a disfrazar cualquier cosa que requiera un esfuerzo en forma de juego, lo cual me exige ser mejor entrenador, y eso es bueno para mí. Pero es verdaderamente triste estar formando personas sin respeto, sin pasión, sin ilusión por lo que hacen y sin predisposición hacia el esfuerzo. Afortunadamente no son todos los niños así ni mucho menos, creo que gestiono unos buenos grupos en general y la mayoría de padres que conozco me consta que realizan correctamente su labor. Sin embargo me apena que los casos descritos ocurran con demasiada frecuencia. Desde nuestra pequeña parcela que es el Atletismo trabajamos para contribuir a su educación, pero la escuela y sobre todo los padres son los que tienen en sus manos el futuro de estos niños.

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6 Comentarios

  1. Celit

    Soy maestra de primaria, y eso que se expresa aquí, es igual o hasta más acentuado en las actividades escolares. Igual que refiere, recurrimos a toda nuestra capacidad para hacer tan atractivas como sea posible la labor, pero encontramos lo mismo, sea que se proponga escribir, dibujar, leer, argumentar, hacer esquemas, mapas mentales, vaya en una ocasión hasta vi a la profe de Ed. Artística desesperar ante la apatía de los chicos cuando ella toda entusiasmada les propuso cantar algo…Es de preguntarse seriamente qué es los que está pasando…

    Responder
    • Vicente Úbeda

      Ayer leí un comentario muy acertado de un entrenador americano (no recuerdo dónde) sobre esto.

      Era una conversación más o menos así:

      «Cómo han cambiado los niños de hoy en día»

      Y el otro respondía:

      «Los niños no han cambiado. Los que hemos cambiado somos nosotros. Los niños no saben nada de absolutamente nada, lo que son es lo que nosotros hacemos de ellos.»

      Ellos no tienen la culpa de haber perdido ciertos valores. Los que los han perdido son los padres.

      Responder
      • Manolo

        Me gusta tu artículo es una parte importante del problema, si es que lo es.

        Responder
        • manuel

          Quisiera copiar para disfunción tus artículos.

          Responder
  2. Gabriel

    Hola Vicente, sigo muy a menudo todas tus entradas.
    Yo soy entrenador de atletismo, con niños desde los 8 a los 16 años en varios grupos, y con los niños me ocurre exactamente lo mismo que tu, al final si que realizan las vueltas propuestas pero unos cuantos las hacen andando o a medio gas, sin apenas esforzarse, y así igual para los saltos y lanzamientos.

    Intento que sea lo más lúdico posible, y que corran sin que apenas se den cuenta, cuando trato de buscar que ese día corran más.

    Algo complicado los niños de hoy, yo cuando lo era también recuerdo dar el máximo siempre, y eso que a mi me hacian entrenar más, no era tanto juego. Pero como dices hay excepciones que disfrutan se esfuerzan y juegan, y eso me hace disfrutar a mi también.

    Un saludo, y sigue con tus interesantes entradas

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    • Vicente Úbeda

      Hola Grabriel, en primer lugar quiero pedirte disculpas porque hace tiempo que no respondo los comentarios del blog. Evidentemente los niños han cambiado, no creo que sean «mejores» ni «peores», sino que ahora mismo tienen otros intereses, otros medios, otra información, incluso otra educación, y desgraciadamente se refleja de forma general en un bajo esfuerzo por el ejercicio.

      Afortunadamente desde las escuelas deportivas intentamos aportar ciertos valores para que puedan crecer y aprender correctamente.

      Un saludo!

      Responder

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