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El corredor masoca

En los años que llevo entrenando corredores, he tenido la oportunidad de toparme con perfiles de todo tipo y de todos los colores: el rodador, el «picao», el diesel, el cuadriculado, el tecnorunner, el cientifista, el místico, el superpro, el fashion, el que se apunta a todo, el machaca, el miedoso, el chuparrueda, el quejica, el que pasaba por ahí, el pupas, el paleorunner, el hippie, el ex-futbolero, etc, etc, etc. Pero hoy me gustaría analizar el tipo de corredor que asusta a cualquier entrenador: el corredor masoca.

El runner masoca

La Real Academia de la Lengua Española define masoquismo en su segunda acepción como «Cualquier otra complacencia en sentirse maltratado o humillado.» Obviemos el tema de la humillación, y centrémonos en la complacencia en sentirse maltratado. Todos conocemos los beneficios físicos y psicológicos del ejercicio, mantener un cuerpo sano, liberación del stress, las famosas endorfinas que tanto placer nos provocan, la satisfacción de mejorar, de superarse, de alcanzar retos y objetivos, etc.

Sin embargo, observo a menudo cierto tipo de corredor que ante las señales y síntomas de su propio cuerpo y ante los consejos, ya no sólo de amigos y compañeros, sino de entrenadores y fisioterapeutas, continúan con su ración de machaque diario. Y quiero aquí distinguir entre el «machaca», que se machaca porque puede, y entre el masoca, que sigue machacándose aunque se le esté cayendo la pierna a cachos.

Todavía no he logrado averiguar que es lo que pasa por sus cabezas, qué les lleva a ese grado de autodestrucción, qué extraña droga es el correr para que no puedan parar aunque su cuerpo lo pida a gritos. Quizá deberían preguntarse algunas cosas:

  • ¿Por qué corro?
  • ¿Qué me aporta verdaderamente correr?
  • ¿Cuáles son las prioridades de mi entrenamiento (rendimiento, salud, placer…)?
  • ¿Cuántos años más quiero correr?
  • ¿Cuántos años más quiero sufrir?
  • ¿Qué quiero que me quede en el futuro de toda la experiencia de entrenamiento?
  • ¿Hacia dónde me dirijo por este camino?
  • ¿Cómo afecta a mi entrenador/compañeros/pareja mi forma de entender el entrenamiento?
  • ¿Realmente las cosas se curan solas?
  • ¿Los fisioterapeutas y entrenadores no tienen ni p… idea?
  • ¿Tengo límites físicos?
  • ¿Soy inmortal?
  • ¿Qué quiero demostrar y a quién?
  • ¿Realmente eso o ese (quizá seas tú mismo) necesita que le demuestres nada?

Bueno, esto da para divagar enormemente. Si por suerte o por desgracia este post cae en ojos de algún corredor masoca, espero que al menos le sirva para detenerse a pensar un minuto. Con eso me conformo.

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2 Comentarios

  1. Antonio

    El problema lo suele tener el que ve el correr más que como una faceta más de su existencia, como aquello que da sentido a su existencia. Es sumamente peligroso identificarse con algo, aunque ese algo sea una actividad que todos señalan como saludable.

    Con el tiempo -sobre todo cuando con los años se empieza a asimilar la fatiga provocada por los entrenamientos y competiciones- se aprende a dar valor al descanso y a darse cuenta que correr es algo muy preciado si sabemos descansar para sacarle rendimiento a la siguiente sesión.

    Algo muy importante, la mayoría de los corredores tienen más propensión a pasarse que a quedarse cortos. Si alguno tuviera propensión a quedarse corto, esa propensión sería mucho más fácil de solventar que la propensión a pasarse. De modo que hay que enfocar los entrenamientos con prudencia y saber reconocer aquel punto donde más es menos. Eso no lo puede decir el entrenador. El entrenador debe enseñar al atleta a identificar ese punto. No es fácil, porque generalmente aprendemos cuando ya pasamos de los 35 años, cuando ya no tenemos todas las cualidades físicas. Si aprendemos a conocernos mucho antes, será mucho mejor, y obtendremos mejores resultados.

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