
Bye, bye, Whatsapp!
Sí, ya sé que este es un blog de running y entrenamiento, pero de vez en cuando también me tomo la licencia de reflexionar sobre otros temas que para mí son importantes. Tengo dos problemas que me atormentan (bueno, tengo muchos más). Uno es mi relación con los dispositivos móviles y la otra una adicción a la información. Y lo cierto es que ambos problemas son una combinación explosiva.
El hecho de estar continuamente conectado con tu red de contactos y con el resto del mundo es algo maravilloso. Sin embargo, con el tiempo he adquirido un mal hábito de consultar de manera demasiado frecuente el Whatsapp, Twitter, Facebook, Analytics, Feedly… Es algo automático, ya que parte de mi trabajo es la difusión de contenidos en las redes. Sin embargo existe una diferencia entre la consulta informativa y la consulta compulsiva.
Concretamente en el caso de Whatsapp, no es que tenga nada en contra de su fusión con Facebook ni quiero hacerles ningún boicot. Sin duda es una herramienta que ha revolucionado el mundo permitiendo una comunicación rápida, ágil y eficaz con todos tus contactos mediante el envío de texto, audio, fotos y vídeos. Al principio es fantástico, pero cuando el número de contactos va incrementándose y los grupos a los que perteneces no para de crecer, pasa de ser una herramienta útil a ser un elemento de distracción. Mientras la información que intercambias es relevante, es el medio perfecto de comunicarse. El problema es que al final la información relevante es una parte tan pequeña que no merece la pena. En mi caso se ha convertido en un elemento que me desconcentra continuamente en momentos que necesito tener mi atención plenamente volcada en un asunto concreto. Y a mí me cuesta muchísimo concentrarme en una tarea.
Durante este fin de semana he tenido que restablecer el sistema operativo de mi teléfono móvil porque, a pesar de tener tan sólo unos pocos meses, se bloqueaban las aplicaciones, se agotaba la batería en pocas horas, y se me apagaba sin previo aviso. Y he tomado la decisión de no instalar ninguna aplicación que no venga por defecto en el teléfono. Realmente, no creo que necesite consultar constantemente las menciones en redes sociales, no me creo tan importante como para que alguien no pueda esperar unos minutos o unas horas en contactar conmigo, y si realmente es una situación urgente, supongo que una llamada merecerá la pena.
Así que, a partir de hoy, voy a desconectarme un poco del mundo exterior y voy a intentar concentrarme más en mi mundo interior para intentar ser más productivo y aprovechar mejor el tiempo. Quizá una mejor solución hubiera sido quitar el sonido del móvil mientras trabajo, esconderlo en un cajón e ignorarlo. Pero mi voluntad es demasiado frágil y vulnerable. Y sí, también me gusta ir un poco en contra del mundo. Ya os contaré qué tal la experiencia.
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[…] para mí es de lo más banal, pero parece ser que hoy en día se considera una auténtica locura: me quité el WhatsApp del móvil. Hay gente realmente adicta, pero para mí fue toda una liberación, yo tengo una mente muy difusa […]
[…] anterior, planificándome bien el trabajo, pero también eliminando distracciones, como ya hice quitándome el Whatsapp, pero también desconectando de las redes sociales, atendiendo llamadas y mail sólo en horas […]