Seleccionar página
Algo está cambiando

Algo está cambiando

Tras 11 años consecutivos, este es el primero que no hago una mudanza tras el verano. Cada uno de estos últimos 11 años he vivido en un piso distinto (y cuento 16 mudanzas a lo largo de mis 29 años). Este año es diferente. Todos los veranos tengo prisa por que terminen y empezar con los nuevos proyectos. Sin embargo, esta vez he disfrutado las vacaciones de una manera distinta, y la verdad es que no tenía esa prisa por que terminaran, ni ese ansia por empezar algo nuevo. Porque por primera vez no empiezo de cero, no arranco todo desde el principio como anteriormente, sino que este año vamos a tratar de consolidar los proyectos iniciados la temporada pasada (tecnicadecarrera.com, Biomecánica Vitruvio, Club Atletismo Arroyomolinos, Cristina Jordán, vicenteubeda.com).

No es que haya perdido la ilusión por el trabajo, ni mucho menos, siempre me he sentido atraído por la incertidumbre y desde luego que la habrá, pero este año existe una base de trabajo creada y existen (más o menos) un plan a corto y medio plazo. Además, volver a poder vivir durante el verano en el lugar donde me crié, con la gente de mi infancia y a un ritmo distinto del que estoy acostumbrado también me ha cambiado en cierta manera.

Nuevos hábitos para este año

Si algo me obsesiona esta próxima temporada son estas cuatro cosas, que no he logrado alcanzar de manera aceptable en los pasados años:

  • Ser más productivo. Sacar más partido a cada hora de trabajo, eliminar horas muertas, reuniones improductivas, tareas tóxicas. Para ello seré más disciplinado con mi agenda, con la planificación del trabajo, diré que no a mucha gente, no tomaré ni un solo café ni comeré con nadie que me quiera proponer nada (siempre skype o teléfono), evitaré desplazamientos improductivos y seleccionaré bien las tareas importantes de las que no lo son.
  • Mayor calidad del trabajo. Sobre todo a través de mayor tiempo de dedicación a tareas clave y mayor concentración. Para ello me voy a ayudar del punto anterior, planificándome bien el trabajo, pero también eliminando distracciones, como ya hice quitándome el Whatsapp, pero también desconectando de las redes sociales, atendiendo llamadas y mail sólo en horas concretas, haciendo los descansos necesarios para mantener la concentración y durmiendo una cantidad de horas «decente».
  • Aprender más. Jamás he dejado de aprender, me paso el día leyendo artículos, blogs, pero últimamente no he conseguido hacerlo de una manera suficientemente reflexiva. Trataré de dedicar un tiempo exclusivo al aprendizaje, de hablar y colaborar con más entrenadores, de escribir más y mejor en mi blog y en otros medios y prepararme mejor para las charlas y conferencias.
  • Disfrutar más. Algo que hasta ahora había dejado de lado, porque lo cierto es que disfruto con mi trabajo. Pero también dedicaré más tiempo para salir con Cristina, para pasear con Leela, para tomar una cerveza con mis compañeros del Club de Atletismo, para cenar con mis socios y para visitar a mi familia y amigos. Y por supuesto, para entrenar.

Se avecina una buena temporada, con pocos cambios laborales pero con muchos cambios internos. Y esos son los verdaderamente difíciles. No envidio a nadie más que al que es capaz de gobernar su voluntad.

Ser productivo no es suficiente

Ser productivo no es suficiente

Hoy voy a salirme de nuevo del tema del entrenamiento con una reflexión personal.

Los lectores habituales del blog y las personas que me conocen ya saben de mi actual situación de sobrecarga laboral (de lo cual no me quejo, es toda una bendición), y ya publiqué en un post anterior acerca de la «obligación moral» que tenemos los entrenadores de dar ejemplo a nuestra gente.

En esta ocasión debo puntualizar que no doy demasiado buen ejemplo con el tema del descanso que tanto predico entre mis corredores, porque lo cierto es que esta noche dudo que pueda dormir si quiero terminar a tiempo las tareas pendientes.

Pero en cuanto a esfuerzo espero que nadie me lo eche en cara.

El caso es que echando la vista atrás y analizando mi evolución profesional desde que obtuve mi primer empleo en 2003 como operario en una empresa cerámica.

Tras ello, he sido cartero, repartidor de pizzas, recolector de manzanas, monitor de voleibol, monitor de actividades en la naturaleza, monitor de atletismo, entrenador personal, «community manager» (lo pongo entre comillas porque no me he considerado nunca un profesional de esto), hasta finalmente poder dedicarme al 100% a entrenar a corredores de todas las edades y niveles.

Pero ha habido algo que siempre ha estado presente durante todo este proceso: la formación.

Ser productivo no es suficiente

Ser productivo es importante y de hecho estoy en la fase de mi vida en la que más productivo me siento, realizando muchas horas de trabajo, y de un trabajo que realmente me gusta.

Pero siento que me falta algo.

Ser productivo no es suficiente en un mundo tan cambiante y exigente, porque lo que hoy funciona mañana estará obsoleto, porque los conocimientos y experiencias profesionales que hoy te hacen bueno mañana no te servirán más que para ser un mediocre.

La formación y el estudio es algo imprescindible desde el inicio hasta el fin de tu carrera profesional.

Por eso ahora mismo me veo en peligro. Peligro de acomodarme en algo que me está funcionando, que me resulta productivo pero que me está haciendo «estancarme» profesionalmente e hipotecar lo que podría ser dentro de 10 o 20 años. Aunque suelo aprovechar bastante tiempo leyendo información de internet, no es suficiente y necesito información más profunda, más científica.

Regla del 80/20

No, no me refiero al principio de Pareto. Me refiero a que creo que debería existir un equilibrio entre las horas productivas y las horas formativas en la vida de cualquier profesional. Creo que toda persona debería dedicar al menos un 10% de su tiempo de trabajo a adquirir nuevos conocimientos y habilidades, a reciclarse, a seguir evolucionando profesionalmente. Desde un ingeniero aeronáutico hasta un pastor de ovejas. Creo que un equilibrio ideal sobre todo en profesiones muy creativas, altamente competitivas (como es la mía) o en ámbitos de constante evolución, un buen equilibrio estaría en dedicar un par de horas de lectura/formación por cada jornada de trabajo. Para mí sería ideal poder trabajar 8h y estudiar 2h al día. Quizá debería replantearme qué estoy haciendo y hacer algún cambio en mi vida.

La formación no es sólo estudiar un Máster

Cuando hablo de formación, no me refiero a estudiar un Máster (que también). Me refiero a cosas más sencillas, al alcance de todos como:

  • La lectura pausada de un artículo
  • El estudio de un buen libro
  • Asistir a alguna conferencia o curso impartida por algún profesional de referencia
  • Mantener conversaciones o intercambiar información con otros colegas de profesión
  • Mejorar tus habilidades sociales y emocionales mediante el coaching
  • Ver un documental en la TV
  • Analizar el trabajo de otros
  • Analizar tu propio trabajo
  • Participar en algún debate en foros de internet o en los comentarios de un blog
  • Cualquier cosa que te haga ver más allá de lo que ves actualmente, que te invite a cambiar tus esquemas, que te genere ideas para crear algo nuevo o que despierte el deseo de probar cosas nuevas.
En estas Navidades que se avecinan creo que le voy a pedir a los Reyes Magos un poco de ese «20» que necesito. Por el momento dejo esto que todavía me queda una dura noche de trabajo.