por Vicente Úbeda | Abr 6, 2015 | Productividad
Si bien el anterior parón de Navidad había servido para descansar, este parón de Semana Santa ha servido para reflexionar. Me he refugiado en la lectura, un hábito que siempre tuve de pequeño pero que en los últimos años se ha quedado relegado simplemente a contenidos técnicos.
Volver a coger un libro para leerlo con tranquilidad y digerirlo bien ha sido un nuevo soplo de aire fresco interior. Y me he dado cuenta de un error que he venido cometiendo desde hace mucho tiempo.
Estamos saturados de información, mala en cantidades ingentes pero también grandes cantidades de información valiosa. Frases inspiradoras, libros de autoayuda, productividad, motivación, filosofía, literatura o simplemente artículos o libros técnicos.
Sin embargo, pocas veces buscamos qué hay detrás de esa frase o libro, cómo fue la vida del autor, cómo llegó a esa conclusión, cuál fue el trabajo y el coste de llegar a ese punto y qué es exactamente lo valioso que quería transmitir.
En definitiva, no encontramos el auténtico valor ni significado, dejándolo en una mera anécdota superficial que queda muy bien en nuestro muro de Facebook y que, por qué no decirlo, nos hace creer que estamos en un nivel intelectual superior. Maldito ego.
No obstante, invertir tiempo en leer cosas que no cambian nada en tu interior creo que es un tiempo totalmente perdido, como mucho lo podríamos considerar entretenimiento.
Mi objetivo en cuanto a la lectura (de cualquier tipo) es el crecimiento: profesional, intelectual, cultural… da igual, pero una lectura que no deja marca me deja una sensación de frustración.
¿Cómo he mejorado mis lecturas?
Mediante este proceso de 3 pasos puedo sacar el mayor provecho posible de una lectura, ya sea una simple frase o un libro completo:
- Realizo una lectura crítica, deteniéndome en aquellos puntos que considero importantes y significativos, anotándolos todos en mi Evernote y aportando algún comentario.
- Terminada la lectura inicio un periodo de reflexión tratando de responder las siguientes preguntas, anotando todo también en mi Evernote:
- ¿Cuáles son las principales ideas clave que trata de trasmitir el autor/protagonista?
- ¿Qué enseñanzas del libro pueden mejorar mi vida/trabajo/relaciones?
- ¿Qué cosas del libro considero equivocadas o que no encajan conmigo?
- Implemento aquellos aprendizajes en mis hábitos/procesos/personalidad. Y aquí está la clave, integrar esos aprendizajes es lo que verdaderamente realiza tu crecimiento frente a una lectura meramente pasiva.
Además, tenerlo todo registrado puedo volver de nuevo a recordar y repasar estos aprendizajes cuando lo necesito.
Termino con una cita que creo recordar habérsela leído a Arturo Pérez-Reverte (aunque se le atribuye Plinio El Joven, cosa que no puedo asegurar porque no lo he leído): «No hay libro tan malo del que no se pueda aprender algo bueno«.
por Vicente Úbeda | Ene 12, 2015 | Productividad
A lo largo de estos últimos 6 años dedicándome profesionalmente al entrenamiento he cometido innumerables errores. Algunos he logrado corregirlos, pero otros soy consciente de que los seguiré cometiendo porque vienen impregnados en mi carácter, en mi ADN. Uno de los que más duramente estoy tratando de combatir es la dispersión.
Cuando tratas de profesionalizarte, sin experiencia previa, sin conocimiento del mercado, sin un proyecto claro, tomas cualquier cosa que va surgiendo. Esto te permite coger experiencia, aprender a base de hacer cosas sabes que no son tu futuro pero que es bueno conocer, también de equivocarte. Si lo haces bien, poco a poco surgen oportunidades que te acercan más a tu verdadera pasión y a tus mejores habilidades: te especializas.
Es algo que a mí me ha pasado, sin embargo, en mi cabeza siempre han habido más cosas de las que he sabido hacer, más cosas de las que he podido hacer, incluso más cosas de las que verdaderamente he querido hacer. Afortunadamente, hoy en día sólo me dedico a aquellas cosas que yo quiero, que me gustan y que he elegido.
Sin embargo, para brillar en una profesión hace falta algo más que buena voluntad y, como siempre, hay cosas que se me han ido de las manos: exceso de compromiso, exceso responsabilidades, exceso de tareas y falta de tiempo y de recursos materiales para llevarlo a cabo.
Menos es más
Finalmente, estas navidades he decidido soltar lastre, dejar de lado ciertas cosas para poder focalizar mis esfuerzos en aquello que más me importa y que requiere más atención por mi parte:
- He decido abandonar el proyecto del Instituto de Biomecánica Vitruvio como socio, solamente seguiré como colaborador realizando estudios biomecánicos una tarde a la semana. Con ello pretendo dedicar más tiempo y más atención a todos los nuevos corredores que solicitan mi entrenamiento y a aquellos que ya llevan tiempo confiando en mi.
- He decidido pasar menos tiempo en las redes sociales, comprobando los RT, Likes y visitas y dedicarle más tiempo a mi propio entrenamiento.
- He decidido que voy a empezar a publicar menos en mi blog pero potenciar más el blog y las redes sociales de tecnicadecarrera.com
- He decidido quitar todas las notificaciones del móvil y dejarlo más tiempo en un cajón para dedicar más tiempo a estar con Cristina (aparte del entrenamiento, claro ;-))
Aunque parezca un tópico de año nuevo, el hecho de tomarme unos días de descanso en casa, alejado del ordenador, de internet, del móvil y del trabajo me ha hecho ser consciente de que, a veces, hay que hacer menos para dar más y mejor.
por Vicente Úbeda | Oct 24, 2014 | Productividad
Aunque hable aquí con cierta frecuencia de temas personales, creo verdaderamente que a nadie le interesa ni vida, ni mis entrenamientos, ni mi trabajo. Si lo hago es por una parte como una especie de desahogo (al fin y al cabo es mi blog personal) y, por otra, porque a mí me ha ayudado mucho leer experiencias personales de otra gente, me han hecho reflexionar y me han dado energía para cambiar algunas cosas. Sólo pretendo que a alguien le puedan servir la mía.
Tampoco me gustan los halagos, no sé si es algo bueno o malo y no sé cómo encajarlos, y me gusta mucho menos hacer alarde de mi trabajo o de mis logros.
Pero hoy me apetece mucho compartir un comentario de un corredor al que entreno desde hace aproximadamente un año. El motivo no es otro que haberme hecho parar un instante este frenético ritmo vital, reflexionar sobre las cosas que vamos consiguiendo sin darnos cuenta y saborear estos pequeños hitos en las historias de mis corredores.
Su mensaje el martes 22 de octubre de 2014, con la satisfacción del entrenamiento y la comparativa con entrenamientos similares realizados durante el último año (imagen de portada).
Más allá de las marcas y los resultados, el valor que tiene el entrenamiento es esa sensación de progreso, salir a entrenar cada día con ganas, con los típicos nervios por no saberse totalmente capaz de cumplir con los ritmos de las series y llegar a casa satisfecho por haberlo conseguido.
Ver que todos los baches, problemas, fracasos, bajones y lesiones, cuando se trabaja bien y a largo plazo se quedan en una simple anécdota al echar la vista atrás.
Uno de mis principales defectos es que no celebro nada. No celebro mi cumpleaños, ni le doy importancia al de los demás, me resultan indiferentes las fiestas y celebraciones populares y cualquier celebración familiar o personal de terceros sólo me interesa en la medida que mi presencia sea relevante para el anfitrión.
Igualmente no necesito celebrar ningún éxito profesional o deportivo, me basta con la satisfacción interna del trabajo bien hecho.
¡Error! En esta vida hay que celebrarlo todo, lo grande y lo pequeño, reconocer explícitamente el esfuerzo invertido, implicar a los demás en esos éxitos, saborear el momento. Porque eso motiva a la gente a seguir, a ser más optimista, a superarse y a disfrutar de lo que hace. Celebrar es importante.
por Vicente Úbeda | Sep 1, 2014 | Productividad
Tras 11 años consecutivos, este es el primero que no hago una mudanza tras el verano. Cada uno de estos últimos 11 años he vivido en un piso distinto (y cuento 16 mudanzas a lo largo de mis 29 años). Este año es diferente. Todos los veranos tengo prisa por que terminen y empezar con los nuevos proyectos. Sin embargo, esta vez he disfrutado las vacaciones de una manera distinta, y la verdad es que no tenía esa prisa por que terminaran, ni ese ansia por empezar algo nuevo. Porque por primera vez no empiezo de cero, no arranco todo desde el principio como anteriormente, sino que este año vamos a tratar de consolidar los proyectos iniciados la temporada pasada (tecnicadecarrera.com, Biomecánica Vitruvio, Club Atletismo Arroyomolinos, Cristina Jordán, vicenteubeda.com).
No es que haya perdido la ilusión por el trabajo, ni mucho menos, siempre me he sentido atraído por la incertidumbre y desde luego que la habrá, pero este año existe una base de trabajo creada y existen (más o menos) un plan a corto y medio plazo. Además, volver a poder vivir durante el verano en el lugar donde me crié, con la gente de mi infancia y a un ritmo distinto del que estoy acostumbrado también me ha cambiado en cierta manera.
Nuevos hábitos para este año
Si algo me obsesiona esta próxima temporada son estas cuatro cosas, que no he logrado alcanzar de manera aceptable en los pasados años:
- Ser más productivo. Sacar más partido a cada hora de trabajo, eliminar horas muertas, reuniones improductivas, tareas tóxicas. Para ello seré más disciplinado con mi agenda, con la planificación del trabajo, diré que no a mucha gente, no tomaré ni un solo café ni comeré con nadie que me quiera proponer nada (siempre skype o teléfono), evitaré desplazamientos improductivos y seleccionaré bien las tareas importantes de las que no lo son.
- Mayor calidad del trabajo. Sobre todo a través de mayor tiempo de dedicación a tareas clave y mayor concentración. Para ello me voy a ayudar del punto anterior, planificándome bien el trabajo, pero también eliminando distracciones, como ya hice quitándome el Whatsapp, pero también desconectando de las redes sociales, atendiendo llamadas y mail sólo en horas concretas, haciendo los descansos necesarios para mantener la concentración y durmiendo una cantidad de horas «decente».
- Aprender más. Jamás he dejado de aprender, me paso el día leyendo artículos, blogs, pero últimamente no he conseguido hacerlo de una manera suficientemente reflexiva. Trataré de dedicar un tiempo exclusivo al aprendizaje, de hablar y colaborar con más entrenadores, de escribir más y mejor en mi blog y en otros medios y prepararme mejor para las charlas y conferencias.
- Disfrutar más. Algo que hasta ahora había dejado de lado, porque lo cierto es que disfruto con mi trabajo. Pero también dedicaré más tiempo para salir con Cristina, para pasear con Leela, para tomar una cerveza con mis compañeros del Club de Atletismo, para cenar con mis socios y para visitar a mi familia y amigos. Y por supuesto, para entrenar.
Se avecina una buena temporada, con pocos cambios laborales pero con muchos cambios internos. Y esos son los verdaderamente difíciles. No envidio a nadie más que al que es capaz de gobernar su voluntad.
0 respuestas a «Algo está cambiando»