por Vicente Úbeda | Nov 24, 2014 | Entrenamiento
Hace ya bastante tiempo que no hablo sobre el entrenamiento infantil y Atletismo de base y creo que es una buena ocasión de tocar de nuevo el tema tras la última competición de categorías menores a la que acudí con mis pequeños atletas del C. A. Arroyomolinos este fin de semana. Tuvimos mucha suerte de que saliera un día fantástico, hubiera una gran participación y las gradas estuvieran prácticamente repletas de padres y familiares que dieron un gran ambiente a la jornada. Pero…
El problema al que nos enfrentamos en la mayoría (si no todas) las competiciones es el incumplimiento del horario de competición, el retraso en el inicio de las pruebas y la gran dilatación global de la duración del evento. Esta vez, el inicio estaba programado para las 10:00 y las últimas pruebas a las 13:35, con lo que presumiblemente a las 14:30 la competición debería estar teóricamente terminada. Nada más lejos de la realidad, hasta pasadas las 16:00 atletas, entrenadores, padres, jueces y organizadores no cerramos la jornada atlética. A mi juicio esto tiene unas consecuencias en los siguientes sentidos:
- Es comprensible y aceptable un retraso de 15 minutos en un evento de estas características, pero terminar más de 1h30′ por encima del horario previsto supone una molestia para todo el mundo, desde los propios atletas que puedan tener los compromisos familiares habituales en el fin de semana, para los padres que tiene que llevar/ver/recoger a los niños, los clubes que dependen de un autobús con el que se ha concertado una hora para la vuelta, etc.
- Un padre que va a ver a su hijo que participa en 3 pruebas (por ejemplo 3 intentos de salto de altura, una carrera de 60m y una de 500m, es decir, menos de 3 minutos reales de competición) invierte desde las 9:00 de la mañana que sale de casa hasta las 16:30 que llega de nuevo. Son 7 hora y media, a mi juicio excesivo. Esto produce una desafección por la competición y por nuestro deporte por su parte y no podemos obviar que de ellos es de quien realmente depende que los niños practiquen el Atletismo y acudan a las competiciones. Que sí, que los padres están para eso, pero tampoco debemos convertirlos en esclavos ni mártires de este deporte. No es necesario ponérselo tan difícil.
- A pesar de que en general los niños disfrutan de la competición y de la convivencia con el resto de deportistas, también les resulta pesada la espera hasta finalizar sus pruebas o las de sus compañeros.
Sin ánimo de menospreciar el incalculable valor del trabajo de organizadores y jueces, mi opinión es que este tipo de competiciones tan masivas y largas deberían ser eventos muy esporádicos y reservados a competiciones de relevancia mayor, como un campeonato autonómico o nacional, pero en una competición menor o un control de marcas debería prevalecer la agilidad.
El problema principal durante este fin de semana fue la falta de agilidad en el cronometraje de las carreras y la espera entre serie y serie. Y aquí viene mi reflexión, ¿hasta qué punto es necesario que a un atleta benjamín, alevín o infantil (8-13 años) se le registren marcas oficiales?. Bajo mi punto de vista, hasta la categoría infantil (otra cosa es a partir de cadete, 14 años o más) los objetivos de la competición son puramente didácticos y sociales, un estímulo, una motivación para la práctica y el apego a nuestro deporte. Por ello, no veo necesidad en que se registren marcas oficiales con cronometrajes homologados en absolutamente todas las competiciones si eso resta agilidad al evento. Oficializar una marca en eventos que no son campeonatos oficiales y en estas categorías no aporta nada ni a los atletas en particular ni al Atletismo en general.
Evidentemente, debe haber mediciones oficiales en determinados eventos como controles de marcas y campeonatos provinciales, autonómicos o nacionales, pero la realidad es que prácticamente cada fin de semana nos enfrentamos a un problema que nos resta posibilidades y popularidad frente a otros deportes. La necesidad real del atletismo no es registrar récords de alevines sino fomentar la participación y la cultura atlética de atletas y padres.
Considero que el modelo de competición en categorías menores debería realizar un cambio buscando los siguientes objetivos:
- Fomentar una mayor participación
- Acercar más la participación a las las escuelas y no sólo a los clubes
- Agilizar las competiciones
- Facilitar la implicación de los padres
Algunas posibles soluciones para alcanzar estos objetivos podrían ser:
- Mayor número de competiciones, con un ámbito más local y más cortas. Esto se puede conseguir limitando el número de pruebas o el número de categorías que disputan la competición y facilitando la organización de eventos a instituciones con pocos recursos tal y como explico en el siguiente punto. Esto facilita que los niños compitan con frecuencia porque los desplazamientos son más cortos y la duración del evento también.
- Facilitar y fomentar la organización de eventos, ligas o trofeos a colegios y clubes sin exigir la homologación de las instalaciones, el cronometraje o la medición. Basta con un par de jueces que hagan un briefing previo a los voluntarios encargados de la medición y que ejerzan de asesores/supervisores durante el evento.
- Dotar a los organizadores de una guía para la organización de eventos. Con la experiencia que se tiene durante décadas de organizar eventos debería estar claro cuál es el proceso óptimo para distribuir las pruebas durante la jornada, el protocolo para la organización de las series o los concursos, los tiempos promedios de duración de pruebas en función del número de participantes, las incidencias más habituales y cómo resolverlas…
- Seguir realizando controles de marcas homologadas y campeonatos oficiales de manera habitual.
Aunque me consta la existencia y continuidad del programa «Jugando al Atletismo» de la RFEA cuyo formato me parece impecable para los objetivos del Atletismo en estas edades, lo cierto es que no tengo constancia del grado de implantación y el éxito del mismo. Creo que, aunque exista un programa nacional, el fomento de la participación en las categorías menores debería estar delegado en las federaciones autonómicas, más cercanas a los clubes y colegios, para hacer del Atletismo de base un deporte masivo.
por Vicente Úbeda | May 14, 2014 | Entrenamiento
Me encanta entrenar a niños. Bueno, la verdad es que con las vacaciones de verano más cerca que lejos y con el asfixiante calor madrileño están algo más descentrados, despistados, desganados y algunos «des» más, lo cual me lo está poniendo bastante difícil. Sin embargo, es una parte de mi profesión muy gratificante por una parte, y por otra la velocidad a la que crecen y aprenden te da la oportunidad de conocer más acerca del movimiento humano y el aprendizaje motriz.
Una de las cosas más importantes que aprendí en la facultad con mi profesor Carlos Cordente, el padre del SportProTube, es la necesidad de crear lo que denominaba «situaciones embudo».
¿Qué son las situaciones embudo?
Las situaciones embudo son ejercicios diseñados de tal forma que la única solución motriz sea aquel gesto que queremos que el deportista aprenda. Para ilustrar esta definición mejor poner un ejemplo. Imaginemos un corredor cuya zancada es muy pendular y queremos que sea más circular. Por una parte, podríamos darle las indicaciones necesarias para que realizar el gesto que pretendemos, pero dependería de nuestra capacidad para transmitir los conceptos y de la capacidad del atleta para entenderlos y su habilidad para aplicarlos, con lo que es muy probable que la ejecución fuera muy diferente de lo que prendemos. Por otra parte, podríamos crear una situación embudo, que podría ser la colocación de unas pequeñas vallas u obstáculos, respetando su amplitud de zancada y con la altura justa para que pase el pie a la altura que pretendemos. La única solución a ese «problema motriz» es levantar y pasar los pies con una zancada más circular.
Esto es precisamente un embudo, porque de las múltiples soluciones posibles, la situación los reduce e irremediablemente nos obliga a pasar por el estrecho orificio del gesto correcto.
¿Qué ventajas tienen?
Las situaciones embudo tienen algunas ventajas sobre algunos ejercicios analíticos que se realizan para el aprendizaje técnico (que no significa que los sustituyan), que podríamos resumir así:
- Reducen las explicaciones y correcciones por parte del entrenador
- Facilitan la comprensión y correcta ejecución al atleta
- Mayor uniformidad en la ejecución
- Más fácil de controlar cuando se trabaja con grupos numerosos
¿Cómo diseñar este tipo de situaciones?
Echándole mucha imaginación. Cuando decimos que la labor de entrenador es una tarea creativa es precisamente por este tipo de cosas. Las situaciones embudo no sólo se pueden aplicar sobre gestos técnicos, sino también en situaciones tácticas en distintos deportes tanto individuales como colectivos, pero esto es algo que ya escapa a mis conocimientos. De todas formas, el proceso sería el siguiente:
- Definir exactamente cual es el gesto o habilidad que queremos enseñar
- Imaginar diferentes situaciones en las que es necesario aplicar ese gesto
- Establecer límites mediante el material o normas que bloqueen cualquier resolución del problema que difiera de la que buscamos
- Probar el ejercicio y ajustarlo
A todos los entrenadores os invito a pensar y aplicar este tipo de ejercicios. Estoy convencido que la mayoría de vosotros ya utilizáis alguno aunque no lo llaméis así, con resultados fantásticos. Ya me contaréis.
por Vicente Úbeda | Dic 11, 2013 | Entrenamiento
Hace unos días observé por la calle a un padre corriendo con su hijo. El niño debía rondar los 9-10 años de edad, e iban trotando por el centro del pueblo, supongo que de vuelta a casa. Me imagino (digo me imagino porque no soy padre, pero soy hijo y también trato con muchos niños deportistas y sus padres en mi trabajo) que para un padre debe ser una experiencia magnífica poder practicar un poco de deporte con su hijo, aunque también es cierto que quizá algún profesional de la educación física se muestre receloso ante el hecho de que un niño esté bajo la supervisión de su padre a la hora de practicar ejercicio. Llegados aquí, se me formula una pregunta: ¿es bueno salir a correr con nuestros hijos?

¿Es bueno salir a correr con nuestros hijos?
Pues en mi opinión, desde luego que sí. Sin embargo, conviene matizar la diferencia entre «salir a correr con» y «entrenar a» nuestros hijos. Sin duda alguna el ejercicio es algo vital para el desarrollo de los niños, como ya he comentado en anteriores entradas. Y qué mejor forma que hacerlo en familia, donde aparte de los beneficios fisiológicos aporta una experiencia para fortalecer los vínculos entre ellos, divertirse, etc. Todavía recuerdo alguna vez hace muuuchos, muuuuchos años que salí a montar en bici con mi padre (cuando él todavía podía ;-)). Compartir una afición común es lo más bonito que puede haber.
Algunos podrían pensar que correr con un niño es una barbaridad, porque los niños tienen una capacidad física mucho menor, porque les supone un sobreesfuerzo, porque deben practicar deporte con niños de su edad, porque su ejercicio debe estar supervisado por un profesional, etc… Bueno, los niños están hechos para jugar, correr, saltar… el problema es que muchas veces tendemos a irnos a los extremos, el del sobreentrenamiento y el de la sobreprotección, ambos nefastos. Por una parte, tenemos el ejemplo de muchos atletas africanos que cuentan su historia de cómo de niños realizaban el camino al colegio (de varios kilómetros) corriendo cada día. Si ellos pueden es porque están acostumbrados a eso desde muy temprano, no porque el ser humano no tenga capacidad para hacerlo.Por desgracia me encuentro con multitud de niños de 8-14 años con muy baja forma física, perezosos, sin ganas de esforzarse lo más mínimo y con poca motivación intrínseca por el deporte. En un porcentaje más alto de lo deseable. No obstante, creo que esa conducta es algo aprendido, el niño está programado para jugar hasta cansarse ya que es su manera de aprender. Cuando me encuentro un niño sin ganas de entrenar lo atribuyo (excepto casos excepcionales en los que existe algún problema físico o psíquico) a la educación que han recibido de los padres. Un niño no necesita que le obliguen a hacer ejercicio, le sale, simplemente hay que evitar coartarle. Y cuando no se le da ejemplo y encima se le ofrecen demasiadas posibilidades de «diversión sedentaria», el niño termina por acomodarse ya que su motivación se orienta hacia esas actividades.
¿Cómo correr con tu hijo?
Como hemos planteado anteriormente, la cuestión no es si es bueno o malo, sino cómo hacerlo. Siguiendo unas simples pautas podemos hacer de nuestra afición un momento sano y productivo en familia:
- No hay que obligarle a salir a correr en contra de su voluntad. Es cierto que el ejercicio debe ser algo obligatorio (como comer fruta y verduras), pero también debe hacerlo de manera lúdica. Si ya realiza otras actividades físicas en cantidad suficiente, mejor no forzarle. Si consideramos que necesita hacer más ejercicio para su salud y desarrollo, busquemos una actividad que le guste.
- Realizar la carrera a una intensidad baja o moderada. A no ser que tengamos a un auténtico talento, lo habitual es que nuestra capacidad de rendimiento sea muy superior a la del niño. Hay que llevar un ritmo al cual, aún suponiéndole un esfuerzo, vaya cómodo y pueda mantener sin problemas. Si el niño quiere y puede ir más rápido, que salga de él.
- No realizar volúmenes altos. Esto también es muy subjetivo, porque habrán que no aguantarán más de 10 minutos y otros que podrían hacerlo durante una hora. No recomiendo realizar recorridos que lleven más de media hora.
- Realizar pausas si lo necesita. Si detectamos que empieza a jadear y a bajar el ritmo, es mejor correr con pausas cada determinado número de minutos que forzarle a llegar al final sin parar.
- No entrenarle. A no ser que se tengan conocimientos específicos de entrenamiento infantil, es mejor que esto simplemente sea una actividad lúdica y placentera que un entrenamiento para mejorar su rendimiento. Para entrenarle ya están los profesionales que saben de esto. ¿O acaso también le das clases de música?
- No salir a correr si su agenda está sobrecargada de deporte y ejercicio. Entreno a niños que practican dos deportes, entrenan dos veces por semana cada uno, más el partido y la competición, más las horas de educación física, más lo que juegan en el patio o tras las clases… ¿realmente en este caso es necesario salir a correr?
Todo esto tan sólo es una opinión mía, no existe ciencia tras mis palabras ni creo que haya patrones que sirvan para todos los casos, pero creo que estos consejos pueden ayudar a no pasarse ni a quedarse corto. ¿Vosotros salís a correr con vuestros hijos? ¿Seguís alguna pauta cuando lo hacéis? ¿Qué tal es esa experiencia?
por Vicente Úbeda | Dic 6, 2013 | Entrenamiento
Desde que empecé mis estudios en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en 2004 me dediqué al entrenamiento infantil.
Ya conocéis lo que pienso acerca de los campeones prematuros, si tenemos un campeón, que lo sea por puro talento y no por sobreentrenamiento en etapas tempranas.
He de reconocer que me cuesta enseñar aquellas disciplinas que no son la mía y, aunque las haya estudiado, yo no he recibido jamás esa educación atlética. Mi introducción en el mundo del atletismo (digo atletismo, antes sólo conocía el running) fue con 20 años, por lo que estos 8 años me han servido para aprender algunas cosas, pero desde luego me siento un auténtico principiante en cuanto a la enseñanza atlética.
Os garantizo que no es lo mismo «saber» que «saber enseñar», y la falta de experiencias didácticas propias, de las «sensaciones» que te da el entrenamiento, la competición y no haber tenido un maestro que te transmita esos conocimientos prácticos son un handicap a superar.
Sin embargo, también tengo claro qué es lo que quiero que aprendan mis pequeños atletas, qué es lo que debe aportarles el deporte. Para mí, el deporte es la tercera herramienta, junto a la familia y el colegio, que completa la educación del niño.
En la etapa de de desarrollo en la que se encuentran los niños en edad escolar, los pilares del entrenamiento deberían asentarse sobre los aspectos que voy a enumerar a continuación
La salud
La mayoría de mamíferos (lo cierto es que no sé si la mayoría, todos o unos cuantos) utilizan el juego y por tanto el ejercicio, para su correcto desarrollo y maduración.
Tanto el desarrollo físico como cerebral va a estar influido por la cantidad y el tipo de ejercicio que se realice desde la infancia hasta la edad adulta.
Los niños necesitan moverse, jugar, cansarse y desarrollar todas esas capacidades y habilidades para las que están genéticamente preparados.
Bueno, ya no cazamos, ni migramos, ni hacemos cosas de esas que hacían nuestros antepasados para sobrevivir, pero a pesar de que la cultura nos ha alejado de esas necesidades, el cuerpo y el cerebro que nos ha quedado es el mismo que hace miles de años.
El deporte bien practicado puede sustituir a estos juegos «naturales» que ya no practican hoy en día nuestros niños. No hay peor enfermedad que el sedentarismo prematuro.
Los valores
No creo que la educación en valores sea exclusiva del deporte, aunque es una herramienta potentísima para transmitirlos.
Los valores deben ser educados y transmitidos en cualquier actividad que realice el niño, pero sobre todo dentro del núcleo familiar.
En el entorno deportivo el niño debe afianzar esos valores que debe traer de casa y ponerlos en práctica en situaciones menos cotidianas, como son en el entrenamiento y la competición.
Con una buena guía de un entrenador, todas esas experiencias pueden ser muy enriquecedoras didácticamente.
El comportamiento
Por encima de los objetivos deportivos, el buen comportamiento frente a las distintas situaciones debe ser algo prioritario.
Debemos enseñar a reaccionar en cualquier contexto, saber enfrentarse a las emociones que con frecuencia afloran en el entorno deportivo, como la frustración, la rabia, el miedo, el aburrimiento, la euforia, los nervios, la excitación, etc. Identificar esas emociones, controlarlas y reaccionar de manera adecuada mostrando siempre un comportamiento correcto y respetuoso.
Las relaciones con los demás
En la vida estamos abocados irremediablemente a compartir espacio y tiempo con otras personas. El deporte, como medio educativo, también debe prepararles para gestionar las relaciones con los demás.
Es frecuente contar con grupos heterogéneos, con niños de muy distintos perfiles, por lo que cobra todavía más importancia el hecho de que sepan respetar a los compañeros, ayudarles y pedirles ayuda, colaborar, perdonar, competir contra ellos, entender tanto a los que les caen bien como a los que no tanto… en fin, desarrollar la empatía.
Diversión
Por descontado, todo esto debe producirse en un entorno lúdico, dónde estén cómodos, motivados y que deseen estar por voluntad propia.
Esto último es algo que no siempre pasa en los inicios ya que algunos padres (con muy buen criterio) obligan a los niños a realizar algún tipo de deporte (al igual que les deben obligar a comer de todo).
Pero poco a poco hay que ir «ganándoselos» proporcionándoles una experiencia divertida, hacer que les guste a base de pasárselo bien.
Desarrollo de las capacidades físicas básicas
Y por descontado, la faceta en la cual el deporte tiene «exclusividad» en la educación del niño es en el desarrollo de sus capacidades físicas y coordinativas.
Desgraciadamente, algo que debería también darse el la escuela cada vez está más marginado por la reducción constante de las horas de Educación Física.
Las capacidades a desarrollar de manera básica son:
- Velocidad
- Resistencia
- Fuerza
- Flexibilidad
Aprendizaje de las habilidades motrices básicas
Además del un desarrollo de las capacidades físicas, hay ciertas habilidades que podrán ser muy útiles para el futuro, tanto para el deporte (siga en el nuestro o practique otros) como para su vida.
La inteligencia motriz es parte también de nuestra inteligencia, por lo que debemos trabajar las siguientes habilidades:
- Correr
- Saltar
- Lanzar
- Recibir
- Rotar sobre sí mismo
- El equilibrio
- La coordinación
Sólo me queda tratar de seguir transmitiendo todo lo anteriormente expuesto de la mejor manera que pueda en el Club de Atletismo Arroyomolinos (Madrid), donde me están permitiendo desarrollar esta labor.
Ojalá dentro de unos años a estos jóvenes el deporte les haya servido para crecer de manera íntegra y les aguarde un buen futuro.
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