por Vicente Úbeda | Mar 14, 2014 | Entrenamiento
En los años que llevo entrenando corredores, he tenido la oportunidad de toparme con perfiles de todo tipo y de todos los colores: el rodador, el «picao», el diesel, el cuadriculado, el tecnorunner, el cientifista, el místico, el superpro, el fashion, el que se apunta a todo, el machaca, el miedoso, el chuparrueda, el quejica, el que pasaba por ahí, el pupas, el paleorunner, el hippie, el ex-futbolero, etc, etc, etc. Pero hoy me gustaría analizar el tipo de corredor que asusta a cualquier entrenador: el corredor masoca.

La Real Academia de la Lengua Española define masoquismo en su segunda acepción como «Cualquier otra complacencia en sentirse maltratado o humillado.» Obviemos el tema de la humillación, y centrémonos en la complacencia en sentirse maltratado. Todos conocemos los beneficios físicos y psicológicos del ejercicio, mantener un cuerpo sano, liberación del stress, las famosas endorfinas que tanto placer nos provocan, la satisfacción de mejorar, de superarse, de alcanzar retos y objetivos, etc.
Sin embargo, observo a menudo cierto tipo de corredor que ante las señales y síntomas de su propio cuerpo y ante los consejos, ya no sólo de amigos y compañeros, sino de entrenadores y fisioterapeutas, continúan con su ración de machaque diario. Y quiero aquí distinguir entre el «machaca», que se machaca porque puede, y entre el masoca, que sigue machacándose aunque se le esté cayendo la pierna a cachos.
Todavía no he logrado averiguar que es lo que pasa por sus cabezas, qué les lleva a ese grado de autodestrucción, qué extraña droga es el correr para que no puedan parar aunque su cuerpo lo pida a gritos. Quizá deberían preguntarse algunas cosas:
- ¿Por qué corro?
- ¿Qué me aporta verdaderamente correr?
- ¿Cuáles son las prioridades de mi entrenamiento (rendimiento, salud, placer…)?
- ¿Cuántos años más quiero correr?
- ¿Cuántos años más quiero sufrir?
- ¿Qué quiero que me quede en el futuro de toda la experiencia de entrenamiento?
- ¿Hacia dónde me dirijo por este camino?
- ¿Cómo afecta a mi entrenador/compañeros/pareja mi forma de entender el entrenamiento?
- ¿Realmente las cosas se curan solas?
- ¿Los fisioterapeutas y entrenadores no tienen ni p… idea?
- ¿Tengo límites físicos?
- ¿Soy inmortal?
- ¿Qué quiero demostrar y a quién?
- ¿Realmente eso o ese (quizá seas tú mismo) necesita que le demuestres nada?
Bueno, esto da para divagar enormemente. Si por suerte o por desgracia este post cae en ojos de algún corredor masoca, espero que al menos le sirva para detenerse a pensar un minuto. Con eso me conformo.
por Vicente Úbeda | Oct 16, 2013 | Entrenamiento
«No pain, no gain», «Train hard, win easy», «El dolor es temporal, la gloria es eterna»… podemos hacer una recopilación enorme de frases épicas y motivadoras, pero no es el objetivo de este post.
Sin embargo, estas frases que a todos nos gustan (es cierto, a mí también me motivan en los momentos difíciles) me han hecho reflexionar acerca de lo que signfica «entrenar duro».
Si consideramos entrenamiento únicamente como el tiempo que nos calzamos las zapatillas para salir a correr y hacer series, me atrevería a afirmar que entrenar duro es fácil.
Es fácil porque a la gran mayoría de los que corremos nos gusta entrenar, estamos intrínsecamente motivados para hacerlo. Conocemos el placer a corto plazo que sentiremos tras unos minutos u horas de sufrimiento.
Yo que soy un auténtico mediocre lo he hecho, sé lo que es dejarse la piel en los entrenamientos. He visto a chavales vomitar en la pista tras unas series, y dirigido a docenas de corredores de todos los niveles, altos y bajos, guapos y feos, rápidos y lentos, novatos y veteranos que también han sido capaces de sudar sangre en cada entrenamiento.
Por tanto, me niego a creer que algo que puede hacer tanta gente sea realmente difícil o «duro».
Lo verdaderamente difícil es lo que hay entre el final de un entrenamiento y el principio del siguiente, porque eso no tiene recompensa inmediata. Eso es lo que nos lleva a alcanzar las metas a largo plazo, no objetivos de semanas o meses, sino de años.
Y probablemente esto sea lo que distingue a un verdadero profesional de alguien que no lo es, o alguien que entrena duro de otro que solo lo parece. Lo que considero que es tremendamente duro es esto:
- La fatiga que te acompaña allá donde vas
- Acostarse temprano cada día
- Estar lejos de tu familia y amigos
- Llevar una dieta estricta
- Ser estricto con tu horario y respetar tus biorritmos
- Salir a entrenar cuando no te apetece o tienes mil cosas que hacer
- Someter el ocio a la rutina de entrenamiento y descanso
- Descansar aunque te cree remordimientos
- Saber que mañana tienes el entrenamiento que más odias
- No tener fines de semana ni días libres
- Estar en la pista cuando tus amigos están en la playa
- Ponerte las mallas y el gorro para salir a correr a -5ºC
- Competir bien sabiendo que no estás en tu mejor forma
- Levantarte a las 6am para hacer el entrenamiento antes de entrar en la oficina
- Lesionarte
- Fracasar el día D tras meses de entrenamientos
- Saber que no estás a la altura de las expectativas de los demás
- Aguantar el ritmo que te marca tu entrenador
- Tomarte una ensalada y un plato de pasta en la cena de nochevieja
- Caer en el olvido cuando no estás en la cresta de la ola
- Asumir que cada día corres menos, que tu momento ya ha pasado
- Ser siempre el último de tu equipo, o de la carrera
- No alcanzar tus metas
Quien consigue pasar por todo esto y a la vez disfrutar de lo que hace, ese sí que es un auténtico tipo duro.
3 respuestas a «Entrenar duro es fácil»
[…] sabemos, o intuimos, que para llegar al alto nivel es necesario entrenar duro. ¿Pero cómo de duro? Hay que ser cauteloso y saber interpretar estos lemas, ya que el […]
Efectivamente Vicen, la formación es fundamental, sin formación no hay base sobre la que apoyarse más que el mero azar, por eso te he dicho «de alguna que otra asignatura», que haberlas haylas. Y ya no entro en si es por la asignatura en sí, como si es por la manera de enfocarla, eso ya me lo reservo.
Como alguien muy bien dijo, una teoría sin práctica es una utopía y una práctica sin teoría es una rutina.
Saludos.
miguel.
Vicente, acabas de hacer un post que tiene mucho más contenido que las horas de clase de alguna que otra asignatura del curso nacional de entrenadores. Lo digo por experiencia propia, las dos cosas, la que cuentas en el post y la de la ENE 😉
Un abrazo.
Hola Miguel, la formación académica es necesaria, imprescindible. Pero lo que de verdad te convierte en un buen entrenador son las horas, las experiencias y los problemas a los que te enfrentas en la práctica. Eso sí, hay que ser muy observador, reflexivo, tener empatía con tus atletas y compañeros, curiosidad y mucha humildad para aceptar que nunca sabremos lo suficiente. Sólo así esas horas y experiencias son productivas y te permiten seguir creciendo.
Muchas gracias por tu comentario y un saludo!
Vicen