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No busques las condiciones ideales

No busques las condiciones ideales

Hoy no me apetece escribir. Miento. Hoy no me apetece escribir a estas horas, cansado y con prisas. Sin embargo, esto también me permite reflexionar sobre algunas cosas, y se me ocurren fundamentalmente 3 cosas.

Compromiso

Como dice Xesco Espar, «el compromiso empieza cuando la diversión se acaba». Hace poco escribí sobre lo que disfruto escribiendo, y resulta contradictorio que hoy diga que no me apetece. Es aquí donde aparece el compromiso. El compromiso es algo que he aplicado en cualquier ámbito de mi vida.

Las condiciones ideales no existen

Cuando hacemos planes y previsiones nuestro cerebro siempre tiende a imaginar unas condiciones ideales, es instintivamente optimista. No obstante, es sólo una ilusión, una mentira, ya que la vida real es muy distinta y los problemas emergen hasta del lugar menos inesperado. Es por ello que jamás debemos esperar a que se den las circunstancias, lo importante es actuar, y es hacerlo ya. Por eso me tenéis hoy tecleando a una hora inusual.

Hecho mejor que perfecto

Esto lo aprendí en Stand Out, el perfeccionismo es un defecto y no una virtud, tus clientes, tus alumnos, tus deportistas o tus pacientes quieren trabajo hecho y plazos cumplidos por encima de perfeccionismos. Es por ello que hoy no me van a dar un premio por el post (lo cierto es que nunca me lo darán por ninguno), pero está hecho.

Así pues, en ocasiones las circunstancias adversas o los errores no nos sirven para lucirnos pero pueden hacernos reflexionar, aprender, crecer y cambiar. Y eso, a veces puede ser más valioso que un éxito sonado.

 

Be the example

Be the example

Hoy no iba a escribir en el blog. Nadie me obliga a hacerlo, pero «necesito» hacerlo. Ya sé que no os interesa para nada mi vida personal, pero a veces pasan cosas que pueden servir de ejemplo para explicar mi trabajo con los atletas.

Cuando empecé con el nuevo blog no quise que me pasara como con el anterior, en el que esperaba a la inspiración para publicar cualquier cosa.

Me comprometí a escribir un post todos los lunes, miércoles y viernes, y eso es lo que voy a hacer aunque no me apetezca, aunque tenga sueño, aunque me duela la cabeza o me tenga que levantar a las 5:00am.

Hacer lo que no nos apetece es lo que se llama disciplina.

En mi stage en USA con Wynn Gmitrosky aprendí una cosa muy importante. Wynn es un tipo serio, muy respetado y, para mí, inspirador.

En una de nuestras conversaciones hubo una frase que quedó marcada a fuego en mi cabeza: Be the example.

Aquello ha supuesto en mí un cambio de mentalidad y de forma de hacer muy grande, porque precisamente yo jamás he sido ejemplo de nada.

El fondo que esconde esta frase es que como entrenadores no podemos esperar nada de nuestros atletas si nosotros mismos no lo hacemos.

Nuestra credibilidad nos la ganamos dando ejemplo. Evidentemente, como entrenadores no tenemos que correr y competir, pero nuestra filosofía de trabajo debe ser paralela a la del atleta.

No podemos exigir disciplina, esfuerzo y sacrificio si nosotros no demostramos eso cada día.

No podemos exigir puntualidad si nosotros no la tenemos.

No podemos pedirles que den su vida por el atletismo si nosotros no lo hacemos.

No podemos transmitirles el juego limpio si nosotros somos unos canallas.

Por nuestra condición humana, todos tenemos defectos, pero no podemos autocompadecernos sino esforzarnos para cambiarlos.

«Lead the change» me dijo Wynn. Lead the change, allí sentado en el asiento del copiloto de su coche, volviendo de un entrenamiento en la Northern Arizona University, todavía resuena en mi cabeza.

Y ese día decidí que iba a empezar el cambio por mí mismo, y que intentaría enseñar a mis atletas todo lo que puediese con mi propio ejemplo.

Y no es fácil, porque cambiar uno mismo es lo más complicado del mundo. Pero aquí me tenéis, a las 6:33am terminando mi post.

Este es mi particular maratón y, tenga o no cosas que decir, aquí me vais a tener haciendo el «pesao» tres días a la semana.

Si tengo tiempo hablaré de entrenamiento, si no lo tengo, hablaré de «mis cosas».