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La «Escuela de Martillo» de Antonio Fuentes

El Club de Montijo

Tengo la suerte de poder dedicarme profesionalmente (de forma más o menos digna) a lo que me gusta. El Atletismo me ha ofrecido la oportunidad de conocer gente fabulosa y excelentes profesionales. Pero hace un tiempo que andaba detrás de alguien que, si bien tenía buenas referencias, necesitaba conocer de más cerca. Y verlo con las manos en la masa. O en el martillo. Me refiero a Antonio Fuentes Gallego, natural de Palma del Río (Córdoba),  reside en Montijo, trabaja el el Ayuntamiento de Calamonte y tiene gran interés sobre todo por su labor como entrenador en el Club de Atletismo.

Antonio es un tipo encantador y cuando le comenté que me gustaría ver cómo trabaja con los chavales de su club se mostró encantado. Abierto, atento, natural, sincero, humilde… Mantuvimos cuatro horas de conversación en las que no fuimos conscientes ni del paso del tiempo ni del frío que arreciaba el 3 de enero en Montijo. Pude confirmar en ese rato todas las cualidades humanas que le suponía, pero si algo me dejó asombrado fue su enorme talento como entrenador.

 

Autodidacta

 

Llegado el punto, le pregunté cómo empezó con el mundo del atletismo, cuáles fueron sus orígenes como entrenador y cómo había llegado a especializarse en el lanzamiento de martillo. Es una historia curiosa ya que él empezó joven a correr, por recomendación médica y porque en esa época no podía permitirse mucho más trabajando en el campo con su padre. Con el paso de los años fue creciendo su interés por el atletismo, entrenando bajo la tutela de un entrenador y llegando a hacer un registro de 2h37′ en maratón.

Años más tarde se sacó el título de Monitor de Atletismo y empezó a dirigir a  los niños en Calamonte, donde vivía,  y cuando se fue a vivir a Montijo comenzó a entrenar corredores   en el antiguo Club Spar-Montijo. Su vínculo con el martillo nació cuando vio que a su hija Ana le costaba rendir en las carreras y crosses, y le propuso cambiar de disciplina. Al principio reacia, empezó con el peso, pero tampoco consiguieron grandes progresos. No tenían ni idea de cómo hacerlo pero un día probaron con el martillo. Antonio empezó a analizar vídeos y a probar lo que él suponía que era hacer giros. Así, en  el salón de su casa, empezó a descubrir los secretos del martillo.

Cada competición a la que asistían, cada vídeo que analizaba, y cada nueva lectura a su libro de cabecera «Atletismo 3: Lanzamientos», descubría un nuevo detalle. Cada vez que esto ocurría volvían a cambiar la técnica de lanzamiento, a olvidar lo que sabían y a aprender los nuevos conceptos. De esta forma, y con el asesoramiento de algunos colegas de «profesión» como Durán, Hermida, «Pecho», Peio, etc, Antonio ha ido acumulando conocimientos y construyendo su método de enseñanza que, en la actualidad, es el responsable de que en Montijo se halle la mayor cantera de lanzadores de martillo de España.

 

Su método

 

Antonio Fuentes enseñando la técnica

Tengo que decir que, si bien antes me abrumaban los expertos con grandes conocimientos, capaces de recitar cantidades ingentes de datos y estudios, lo que hoy realmente me impresionan son las personas capaces de transmitir conocimientos, experiencias y actitudes. A Antonio Fuentes poco le importa lo que sabe, si bien se exige aprender nuevas cosas cada día; poco le importa no poder sacarse el título de Entrenador Nacional, a pesar que esto le ha supuesto un obstáculo para su merecido reconocimiento; lo que realmente le importa es cuánto y cómo aprenden sus alumnos. Y a la luz de los resultados, probablemente sea el mejor en eso.

A través de la mera observación y de muchos años de ensayor/error, ha conseguido descubrir los puntos críticos del aprendizaje de esta disciplina y es capaz de simplificar conceptos para que los atletas entiendan a la perfección cómo deben ejecutar los ejercicios y por qué. Sabe perfectamente  cómo construir la técnica paso a paso. Si bien el entrenamiento puramente físico es parte importante, el trabajo de fuerza, resistencia y velocidad los realiza en dosis reducidas. Sus martillistas lanzan lo que lanzan por pura técnica. En este aspecto coincido plenamente con su filosofía de trabajar la parte física sobre la base técnica, como ya escribí en otro artículo del blog. El desarrollo de las capacidades físicas debe hacerse de forma progresiva, sin agotar en las primeras etapas sus reservas de adaptación y teniendo en cuenta que la vida deportiva es muy larga. Hay tiempo de sobra para potenciar al límite estas cualidades si se asientan sobre un gesto correctamente adquirido.

 

Los obstáculos

 

Pero en el mundo del Atletismo no todo son alegrías, y Antonio y sus atletas se enfrentan cada día a una serie de handicaps que, si bien no les impide seguir progresando, dificultan en gran medida el trabajo diario e impiden que se reconozca justamente el valor de su trabajo. No sólo es que falte el dinero, ya que Antonio no recibe nada por su labor en el club ni de la RFEA, ni de la Federación Extremeña, ni del Ayuntamiento de Montijo, ni del Gobierno de Extremadura, ni de absolutamente ninguna institución. Es que ninguna autoridad tiene el más mínimo interés por lo que allí se cuece, y eso se puede ver simplemente al entrar en las instalaciones del club donde tienen medio metro de malas hierbas que nadie se digna a cortar. No se puede ver el tartán hasta que no estás a dos metros de él, y cuando lanzan tienen serias dificultades para encontrar los martillos. Concretamente el día que yo fui había tres que sabía que estaban entre la maleza, pero no conseguían encontrar.

Todas las subvenciones, ayudas y financiaciones de material han sido gracias a su lucha continua. Ya saben, el que no llora no mama. Incluso ha tenido que avalar ciertas ayudas para material con su propio patrimonio, porque si no era imposible recibirlas. Son muchas tardes en la pista, muchos fines de semana ausente, robando tiempo (y dinero) a su hogar y su família como para que no se reconozca su trabajo.

 

 La ilusión

 

"Jaulas" de Martillo

Pero a pesar de todas las dificultades, si algo se respira en Montijo es la ilusión. Ha sabido generar un clima agradable, donde los niños y padres disfrutan y se implican, donde ante las dificultades echan imaginación, donde trabajan con humildad y los resultados vienen por sí solos. Me quedé fascinado de ver 6 chavales lanzando el martillo de forma simultánea (probablemente en pocos lugares de europa exista tal cosa), separados en pequeños compartimentos cuadrados delimitados por vallas de obra. O ver a una niña de 11 años realizar una rotación que la mayoría de entrenadores no sabríamos ni hacer, ni enseñar. Ví cómo los niños disfrutaban haciendo cosas sencillas, pero con una disciplina y un respeto hacia el entrenador que personalmente, jamás he conseguido.

Antonio Fuentes ha proporcionado a muchos niños una forma de desarrollarse física y socialmente, les ha dotado de valores tanto para el deporte como la vida, y les ha mostrado un camino que, con el talento y esfuerzo suficientes, puede abrirles muchas puertas en un futuro. Es el caso de Javier Carretero, que gracias a su nivel como lanzador ha conseguido una beca para estudiar el próximo año en EEUU. O Javier Cienfuegos y María Barbaño, que se trasladaron al CAR de Madrid dónde hacen del martillo una profesión además de poder sacarse una carrera universitaria.

También el Atletismo en general debe agradecerle que se sostenga un club como el de Montijo gracias a su labor, y sobre todo el nutrir a este deporte con magníficos atletas de talla tanto nacional como mundial. Y particularmente yo agradezco que haya tipos como él, tan accesibles, tan enamorados de su deporte, tan apasionados por la enseñanza, tan humildes y honestos en el trato. Gracias Antonio.