El otro día escribí expresamente el post sobre la compactación al correr porque lo consideré necesario para comprender un poco mejor el que hoy nos ocupa. La idea nace de la observación continua de la carrera de Cristina y de la reflexión acerca de si lo que hacemos realmente está teniendo resultados.
Desde hace tres años nos hemos empeñado en cambiar el estilo, la forma, la técnica de carrera de Cristina, a base de trabajar un apoyo más consistente y reactivo (con una evidente mejora, pero insuficiente), la compactación (con escasos resultados) y el braceo (de momento no nos hemos centrado en ello). Respecto a la compactación que explicaba anteriormente, hemos tratado de mejorarla a base de un trabajo de fuerza general centrado en el fortalecimiento de tronco y cadera mediante los ya archiconocidos ejercicios de CORE y sus múltiples variantes, y también a través de ejercicios de técnica de carrera o drills.
Lo curioso es que los resultados se va disipando a medida que más específico se vuelve el trabajo. Me explico. En cuanto a los ejercicios de CORE ha pasado de no poder aguantar 30» en posición de plancha isométrica a hacer auténticas virguerías con el Fitball. Ha pasado de 0 a 100. En cuanto a los drills y ejercicios de técnica con desplazamiento, la más mínima mejora ha costado meses de adquirir y todavía no se observa gran maestría en la ejecución. Y por último, corriendo apenas hay diferencias respecto a antaño, excepto en algún momento en el que se ha encontrado en un buen estado de forma y parece que hay alguna mejora. Esto me hace plantearme algunas cosas, y las conclusiones que saco son:
- Que un defecto técnico puede deberse a varios factores
- falta de fuerza
- falta de control motriz
- limitación morfológica
- varias de las anteriores a la vez
- Que para mejorar cualquier aspecto técnico hay que seleccionar bien el ejercicio/tarea y crear la progresión adecuada para que tenga el resultado esperado en la situación específica, en nuestro caso la carrera a pie.
- Que, como ya comenté en un post anterior, la efectividad de los ejercicios depende de:
- El entrenador, el cual observa desde fuera y ofrece las instrucciones para la corrección
- El propio atleta, que sin la debida comprensión del ejercicio y una buena atención en la tarea que le ocupa, es imposible la asimilación del trabajo
- Que la técnica se mejora realizando el gesto específico, es decir, aplicando esos cambios durante la carrera. No hay ejercicios mágicos, si no se aplican los cambios corriendo cualquier mejora en los ejercicios es totalmente inútil.
He visto y entrenado atletas con los que cada día durante meses o años hemos realizado y repetido múltiples ejercicios que no han cambiado un ápice su forma de correr, simplemente porque no presentan ningún interés en la tarea que realizan ni en aplicarlo en el resto del entrenamiento. Otros que quizá muestran más interés, por mucho empeño que pongan su capacidad de aprendizaje motriz es muy limitada.
Sea lo que sea, mejorar la técnica y obtener estos cambios no es gratis, es necesario un gran esfuerzo tanto por parte del entrenador como del atleta, y además los cambios generalmente son lentos y sutiles. Así pues, ¿merece la pena trabajar la técnica con todo el mundo cuando sabemos que en muchos casos no obtendremos ningún resultado?
Hola, un análisis interesante, detallado y acertado. Solo puedo, si cabe, remarcar y matizar pero poco que añadir.
Remarcar que la técnica se mejora con el gesto específico durante la carrera. Eso es fundamental. Te puedes pasar años haciendo algo aislado que si no lo «integras» en el patrón motor durante el ejercicio concreto nunca saldrá desde tu cerebro hacia el músculo porque no habrá entrado a formar parte del patrón motor aprendido.
Al hilo de esa idea llega el matiz que añado. Y es que corroborando lo que se explica arriba, la capacidad de aprendizaje motriz es por un lado muy personal (igual que el aprendizaje de cualquier otra cosa) y por otro lado limitado. Y es que de la misma forma que aprender a tocar el piano a los 10 años no es lo mismo que a los 30, o que aprender inglés a los 5 no es lo mismo que a los 25. Existen ventanas de tiempo en las que nuestro sistema nervioso está madurando en la realización de tareas concretas (leer, hablar, correr, ….) y tiene los recursos óptimos en esos momentos. Y posterior a esos periodos de tiempo, aunque nuestro sistema nervioso mantiene una cierta capacidad de aprendizaje, de plasticidad etc, no tiene los recursos óptimos (crecimiento de conexiones, factores neurotróficos etc…) en cantidad necesaria como sucede durante el desarrollo anterior, por lo que el aprendizaje de cualquier cosa, incluso cuando se puede llegar a dominar (un movimiento, un idioma etc) no será tan eficiente que si se aprendió en los momentos adecuados.
Por lo demás, esta entrada tuya es para exponer como ejemplo y discutir con alumnos de cualquier disciplina que ciencias del deporte. Creo que aporta bastante más que la pura teoría que a veces se ve en muchos sitios y se repite sin sentido y sin resultados, claro
saludos
Hola Joaquín, muy valiosos tus aportes y totalmente de acuerdo, la capacidad de aprendizaje, al igual que cualquier otra capacidad física o psicológica, está en parte muy limitada por la propia predisposición genética de cada individuo, y esa limitación es mayor si tratamos de mejorar determinada cualidad fuera de esas «fases sensibles» que indicas.
También agradecerte el feedback, ya que si algo trato en este blog es de transmitir los pensamientos, sensaciones, observaciones y reflexiones que se producen a pie de pista, más allá de la teoría, la cual puedes encontrar en facultades, cursos, libros u otros blogs.
Un saludo!