No sé mucho acerca del entrenamiento. Publicar acerca de este tema tiene sus ventajas y es que puedes dar a conocer tu trabajo, en qué consiste, mostrar las bases teóricas, cuál es tu enfoque… Sin embargo, existe el peligro de que la gente llegue a creer que sabes más de lo que en realidad sabes. Como no sé mucho, paso bastante tiempo dándole vueltas a los aspectos clave del entrenamiento e intentando esclarecer algunos patrones, ideas y paralelismos con otros temas. A día de hoy, tengo claro que existen entrenadores malos, regulares, buenos y mejores. Lo que no tengo tan claro es que nadie tenga la llave del entrenamiento, el conocimiento prácticamente absoluto de la verdad sobre este aspecto. Creo que ni el mismísimo Salazar tiene el secreto del entrenamiento. De hecho, dudo que en el entrenamiento existan secretos.
El entrenamiento es un proceso de adaptación (orgánica y mental) que se produce mediante la aplicación de diversos estímulos que son procesados por nuestro organismo de una manera tan compleja que nadie puede saber, sino estimar con más o menos precisión, y que finalmente provocan unas adaptaciones concretas.
Como ya hemos hablado otras veces de los conceptos de la carga y la especificidad, podemos entender el gráfico de la imagen como una diana en que los ejes vertical y horizontal representan las dos variables previamente mencionadas. El objetivo de cada entrenamiento es acertar con precisión en el centro de la diana, es decir, dar con el grado de carga y especificidad óptimo para ese día en concreto. Pero existe un problema nada desdeñable, y es que esa diana está en continuo movimiento. La posición de esa diana viene determinada por múltiples factores, los más importantes son:
- El periodo de entrenamiento en el que nos encontremos. No será igual la carga óptima en los inicios del periodo básico que en el periodo competitivo.
- Las capacidades o habilidades que estemos trabajando, ya que es evidente que la especificidad es diferente en un entrenamiento de fuerza que en otro de potencia aeróbica.
- El estado físico del atleta. Grado de fatiga, nutrición, salud, etc.
- El estado de ánimo del atleta.
- Las condiciones ambientales.
Existen docenas de variables más que podrían afectar. El objetivo del entrenamiento será sumar cada día los máximos puntos posibles. ¡Pero ojo! No siempre más kilómetros, más rápidos o más específicos significan más puntos. Es por esto por lo que creo en «el arte del entrenamiento«, ya que no existe una ecuación que te permita valorar y aplicar de forma inmediata el entrenamiento óptimo, es el entrenador quien en función de sus conocimientos, experiencia e intuición valora y decide en unos segundos lo mejor para cada día y cada atleta (sobre el trasfondo de una buena planificación, por supuesto).
Los grandes entrenadores son los que aciertan con mayor frecuencia en el centro de la diana y cuyos errores se alejan lo mínimo de esa zona amarilla. Y estoy seguro que para ello se necesitan décadas de aprendizaje.
hola Antonio, solo matizar algunas cosas sobre lo que escribes de los sentidos.
Actualmente en neurociencias se consideran más de cinco sentidos. Además de los clásicos, tacto, visión, audición, gusto y olfato. Estaría el equilibrio, y en cuestión de información somatosensorial se divide en cuatro modalidades: tacto, propiocepción, nocicepción y termorreccepción.
Por tanto, la cosa se complica 🙂
El visual y táctil predominan en nuestra especie por evolución, sin embargo, hay que tener en cuenta que sin un sentido del equilibrio perfecto (sistema vestibular) sería difícil realizar ejercicio. También es cierto que entre las pistas y las facultades se anda confundiendo al sistema vestibular con la propiocepción. Véase cómo prolifera el entrenamiento de la propiocepción, o al menos así lo venden, cuando están estimulando y actúando sobre el vestibular.
en fin, saludos.
El buen entrenador, igual que el buen científico y el artista, dependen más de la intuición que de los conocimientos acumulados. Por mi parte, nunca he visto clara la dicotomía ciencia-arte, porque de hecho los grandes avances científicos no han dependido del mayor grado de conocimiento de la ciencia existente hasta el momento, sino de la capacidad de ver con nuevos ojos aquellos fenómenos que no quedan claramente explicados con la ciencia presente.
Muchos de los avances en el entrenamiento se han producido por azar. Eso no quiere decir que el buen entrenador sea alguien que tenga que dar mucho juego al azar. El azar entra en juego incluso en los ámbitos más planificados. Basta con tener capacidad de observación para encontrar correlaciones sin necesidad de elaborar estadísticas.
Zatopek hizo sus famosos interval training, si no estoy mal informado, porque cuando entrenaba no disponía más que de una pista en condiciones. Dicen que por ejemplo, en Madrid se hacían más fartleks y en Barcelona más interval, porque en la primera ciudad había más bosque y en la segunda no por lo que se entrenaba más en pista. Muchos elementos relevantes para el entrenamiento se han descubierto por casualidad. el fartlek tuvo que nacer en lugares boscosos, el interval en lugares donde probablemente había menos entornos atractivos para correr. Los entrenamientos de dunas donde había playas o desiertos. El buen observador sabe extraer correlaciones entre el tipo de entrenamiento y los aspectos en que el atleta se ve fortalecido.
Coincido contigo, Vicente, en que un entrenador nunca sabe -y creo que nunca sabrá- cual es el mejor entrenamiento que se puede realizar en un momento dado. ¿Cómo voy a saber si es más apropiado hoy realizar 5 repeticiones de 1000 o 3 de 2000? ¿Cómo voy a saber qué le puede dar a un corredor hacer 6X500 a diferencia de hacer 5X600 si a priori parecen entrenamientos que difieren muy poco?
A lo que más se parece entrenar es a cocinar. Nunca sabremos a ciencia cierta la sorpresa que nos pueden dar los ingredientes. Y las sorpresas siempre serán muchas.
Por último, las ciencias más consolidadas, la matemática, la física, la química, se basan ante todo en elementos visuales (geometría o cromática) o táctiles (concepto de solidez en física o en química). Sin embargo, si nos fijamos, estas ciencias dejan de lado los otros 3 sentidos, esto es, el oído, el olfato y el gusto. Todavía distamos mucho de incorporar con cierta seguridad estos 3 sentidos a las ciencias de la naturaleza para acabar con la prevalencia de lo visual-táctil.
Hola, creo que el punto de vista multifactorial del entrenamiento que se expone aquí (y en otros blogs) está ahora en auge. Es normal, y la explicación está en este post claramente.
También se utiliza la expresión «arte» para justificar un aspecto «no controlado» de los factores, de la mezcla de factores etc. En este sentido no estoy de acuerdo. Todos los artistas siguieron un método, supieron utilizar los recursos y los factores. Para un pintor el conocimiento de la forma, la mezcla de colores, la perspectiva y el contexto. Para un músico la sintonía es fundamental para incluir una nueva nota en la obra que se está creando, el conocimiento de los instrumentos y de los rangos de frecuencias y tonos en los que suenan….
Es un error transmitir que el «arte» no tiene nada que ver con el conocimiento, con el rigor, con la creatividad entendida en el sentido de la creatividad científica. Y por supuesto, está junto al conocimiento la inspiración, tan clara como la que se requiere para realizar o interpretar una obra de música o un experimento de fisiología.
Hay que romper el tópico, es el conocimiento, sin tapujos y sin complejos lo que hace que la intuición o inspiración del profesional lleguen a buen resultado.
saludos