por Vicente Úbeda | Ene 23, 2015 | Productividad
Hay cosas, pequeñas o grandes, que si bien quizá no lleguen a cambiarte la vida sí es cierto que pueden llegar a cambiar tu manera de verla. Un libro, una conversación con un amigo, una experiencia propia, una canción… Hace unas semanas llegó a mis ojos un vídeo que me tocó la patata, un detonante para ver la vida de otra manera, o más bien para reforzar la forma en la que a mí me gusta verla.
Quizá lo hayáis visto ya porque lleva más de un año publicado, pero si no es así, os invito a que busquéis un lugar tranquilo, reservéis media hora de vuestra vida, apaguéis vuestro móvil y abráis los ojos, oídos y el alma para que la intensidad de las palabras de Pau Escalé penetren hasta lo más profundo de vosotros.
«Pau Escalé. Go to the Parad-Ice» (subtítulos castellano) from Zeba Produccions on Vimeo.
La filosofía de Pau Escalé
Os recomiendo que antes de seguir leyendo veáis íntegramente el documental. Aquí voy a extraer algunas frases que para mí reflejan la personalidad, la filosofía y los valores de Pau Escalé :
No, es que no existe esa posibilidad. No es un desastre, es que eso no existe. Si estoy bien, si no me he muerto, no existe otra posibilidad. Es imposible no escalar. […] Todo lo que he hecho en la vida es sólo para escalar.
El miedo es muy subjetivo. Dependerá de la información que tengas o de las respuestas que tú tengas para las preguntas que te estás haciendo. El miedo que puedas tener es solamente una carencia de información, muchas veces.
Te lo ha dicho este tío. Este tío opera. Es el médico. Los tres primeros minutos te lo tienes que creer, pero cuando empieces a doblar la rodilla, si puedes andar, ¿por qué no vas a poder escalar?
Puedes abusar psicológicamente de cosas que te afectan como persona para poder obtener un rendimiento, a veces. […] Unos creerán Dios, otros creerán en la Virgen, ¿sabes lo que quiero decir? Yo creo en cosas que he vivido y en cosas que me han impactado. Hay cosas que me harán luchar.
La muerte de mi madre es algo que me ha hecho luchar mucho en mi vida. Quiero decir, no lo hago para escalar a muerte. Lo hago porque es algo que me ha hecho darme cuenta de lo importante que es la vida, no de lo importante que es la muerte. Es algo que me ha hecho cambiar el chip.
Tú, se muere todo el mundo, todos los días… no hay ningún problema por eso. […] Lo que me parece extremista total es que, sabiéndolo, ¿cómo es que la gente no aprovecha la vida? ¿Cómo es que si te gusta algo no lo haces al máximo, al extremo? ¿Cómo es que eres tan gandul y te quieres tan poco a ti mismo que no luchas?
[…] la gente que se preocupe por saber si les importa su vida y si cuando llegan a viejos, si quieren llegar y, si llegan, que piensen y miren atrás y estén contentos. Y miren atrás y el corazón les hierva dentro del pecho y les golpee con tanta fuerza que les doble las costillas… pero de alegría.
Quiero morirme de contento, no de viejo, de contento quiero morirme.
Un músico, cuando está improvisando, simplemente está cogiendo la música y tal como le entra la vuelve a sacar, directamente, es tal y como le entra, es instantáneo. No siente la música, la piensa y toca… nunca iríamos a tiempo. Cuando se está improvisando es instantáneo. Pues cuando se está escalando es como un músico cuando improvisa, es instantáneo. Estás cogiendo y las mismas sensaciones las estás traduciendo en movimientos.
A mí me duele cuando dicen que somos unos suicidas. […] no sabes lo que puedo llegar reír de contento, la llamarada de fuego vivo de felicidad que notas dentro cuando miras a un compañero y los dos estáis vivos después de hacer una vía inhumana. Eso, nadie más tiene los huevos de luchar para hacerlo.
No existe nada más en el planeta Tierra que no sea hielo. La piedra sirve para sujetar el hielo, el agua sirve para formar hielo y el aire sirve para respirar y poder llegar y escalar en hielo. Todo. Solamente es para escalar en hielo.
por Vicente Úbeda | Ene 12, 2015 | Productividad
A lo largo de estos últimos 6 años dedicándome profesionalmente al entrenamiento he cometido innumerables errores. Algunos he logrado corregirlos, pero otros soy consciente de que los seguiré cometiendo porque vienen impregnados en mi carácter, en mi ADN. Uno de los que más duramente estoy tratando de combatir es la dispersión.
Cuando tratas de profesionalizarte, sin experiencia previa, sin conocimiento del mercado, sin un proyecto claro, tomas cualquier cosa que va surgiendo. Esto te permite coger experiencia, aprender a base de hacer cosas sabes que no son tu futuro pero que es bueno conocer, también de equivocarte. Si lo haces bien, poco a poco surgen oportunidades que te acercan más a tu verdadera pasión y a tus mejores habilidades: te especializas.
Es algo que a mí me ha pasado, sin embargo, en mi cabeza siempre han habido más cosas de las que he sabido hacer, más cosas de las que he podido hacer, incluso más cosas de las que verdaderamente he querido hacer. Afortunadamente, hoy en día sólo me dedico a aquellas cosas que yo quiero, que me gustan y que he elegido.
Sin embargo, para brillar en una profesión hace falta algo más que buena voluntad y, como siempre, hay cosas que se me han ido de las manos: exceso de compromiso, exceso responsabilidades, exceso de tareas y falta de tiempo y de recursos materiales para llevarlo a cabo.
Menos es más
Finalmente, estas navidades he decidido soltar lastre, dejar de lado ciertas cosas para poder focalizar mis esfuerzos en aquello que más me importa y que requiere más atención por mi parte:
- He decido abandonar el proyecto del Instituto de Biomecánica Vitruvio como socio, solamente seguiré como colaborador realizando estudios biomecánicos una tarde a la semana. Con ello pretendo dedicar más tiempo y más atención a todos los nuevos corredores que solicitan mi entrenamiento y a aquellos que ya llevan tiempo confiando en mi.
- He decidido pasar menos tiempo en las redes sociales, comprobando los RT, Likes y visitas y dedicarle más tiempo a mi propio entrenamiento.
- He decidido que voy a empezar a publicar menos en mi blog pero potenciar más el blog y las redes sociales de tecnicadecarrera.com
- He decidido quitar todas las notificaciones del móvil y dejarlo más tiempo en un cajón para dedicar más tiempo a estar con Cristina (aparte del entrenamiento, claro ;-))
Aunque parezca un tópico de año nuevo, el hecho de tomarme unos días de descanso en casa, alejado del ordenador, de internet, del móvil y del trabajo me ha hecho ser consciente de que, a veces, hay que hacer menos para dar más y mejor.
por Vicente Úbeda | Ene 9, 2015 | Productividad
Estas vacaciones navideñas me han servido sobre todo para reflexionar acerca de mi pasado y mi futuro. Una de las cosas de las que ahora soy consciente es de los procesos de toma de decisiones en el pasado. Me refiero a grandes decisiones, aquellas que te cambian la vida. Los estudios que eliges, los trabajos que aceptas, los proyectos en los que inviertes… De todas esas decisiones, ha habido algunas que han cuajado, que han supuesto un progreso personal y profesional, y otras que con el tiempo simplemente se han quedado atrás, o han resultado un auténtico fracaso.
Casualmente (o no), absolutamente todas las decisiones que me han hecho crecer han sido tomadas de manera instintiva, no razonada. Decidí estudiar Ingenería Industrial por las salidas profesionales y no duré curso y medio y, tras esto, decidí estudiar Educación Física simplemente porque me apasionaba, sin saber siquiera de qué me podía servir. Este es sólo un ejemplo pero ilustra lo que ha sido una constante en mi vida.
No confíes en exceso de la razón cuando se trata de planes a largo plazo o decisiones vitales, somos demasiado optimistas en cuanto a nuestra capacidad de razonamiento, cuando en el largo plazo existen tantas variables que desconocemos que la razón no puede ser mucho más precisa que la aleatoriedad o el azar. Al final, el instinto, aquello que te nace de dentro, te empuja y te quema dentro del pecho es el mejor motivo para tomar la decisión correcta, porque lo que importa no son los cálculos que podamos hacer a largo plazo sino la actitud que tengamos día a día frente a la vida.
Las grandes decisiones no se toman con la razón, se toman con el corazón.
por Vicente Úbeda | Dic 10, 2014 | Productividad
«No puedes conectar los puntos hacia delante, solo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro.» Steve Jobs
Hace unos día leí un fantástico post de Álvaro Merino titulado «Todo sirve para todo» que contenía la cita anterior de Steve Jobs. Casualmente, la lectura coincidió con una reflexión que me estuve haciendo en esos días, por eso me resulto doblemente atractiva.
Tras uno de mis entrenamientos con los niños del Club de Atletismo Arroyomolinos, me di cuenta que de manera inconsciente estaba aplicando muchos aprendizajes a los que en su momento no encontré sentido. Durante la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte existen muchas asignaturas a las que no sólo no les ves ninguna aplicación, sino que incluso puedes sentir el desprecio de terceros si les cuentas qué haces en clase.
Sin embargo, con la perspectiva del tiempo, empiezas a comprender la importancia de estos contenidos, al igual que cuando te haces mayor empiezas a entender todas esas cosas que te decía tu padre cuando eras un adolescente inconsciente.
Una de esas asignaturas para mí clave de mis estudios fue: JUEGOS. Sí, juegos: el pañuelo, escondite, polis y cacos, etc. Menuda chorrada, diréis. Pero para mí, comprender la lógica interna de los juegos, aprender a cambiarla modificando elementos como la incertidumbre, la interacción entre jugadores, la dificultad técnica o táctica, etc, es lo que me ha permitido adaptar los juegos a mis objetivos como entrenador.
Saber diseñar nuevos juegos con características que me permintan trabajar las capacidades o habilidades que pretendo de una manera lúdica y motivante ha sido determinante. Y si alguien cree que es fácil, que baje a una pista con un grupo de 20 niños de 10-12 años y que pruebe a enseñarles a moverse, a esforzarse, o relacionarse colaborativa o competitivamente con sus compañeros de manera sana.
Por eso considero importante tratar de aprender de todas y cada una de las experiencias que que vivimos día a día, leer sobre temas que no estés aparentemente relacionados con nuestra profesión y observar el trabajo de otras personas en otras disciplinas porque quizá, algún día, encontraremos una conexión con el nuestro y podremos aplicar algún aprendizaje.
por Vicente Úbeda | Dic 5, 2014 | Productividad
En ocasiones, la competencia está vista como algo intrínsecamente negativo. Creemos que la competición en el deporte no es buena para los niños, sentimos envidia cuando nuestra competencia profesional hace cosas extraordinarias, cuando nuestros compañeros de clase sacan mejores notas, cuando ascienden a un compañero de trabajo, cuando ponen de titular un compañero de equipo y atribuimos la culpa de la trampa y la corrupción a la competencia desmedida, ya sea en el deporte, en los negocios o en la vida.
La competencia siempre ha existido, existe y seguirá existiendo, desde lo más básico del reino animal hasta en el comportamiento más sofisticado del ser humano. Es algo natural, inevitable. El problema de la competencia surge cuando no viene acompañada de unos VALORES. Entonces el problema no es la competencia, es la EDUCACIÓN.
Practica la competencia sana
En mi opinión, la competencia es una pieza más (indispensable) del motor de la excelencia. Uno puede desear superarse siempre a sí mismo, pero cuando tienes alguien al lado que persigue tus mismos objetivos se convierte en una referencia, un estímulo más que adecuadamente gestionado nos impulsa a ser mejores en cualquier ámbito. La competencia nos ayuda a:
- pensar diferente
- esforzarse más
- trabajar mejor
- cooperar
- aprender
- respetar
- innovar
Esto es lo que aporta la competencia. No seas simplista y no caigas en el error de fijar tu línea de éxito o fracaso en lo que hace tu competencia. El éxito es lo que tú haces, independientemente de los demás. Pero aprovéchala para mejorarte.
Mi caso
Para mí hubiera sido estupendo terminar mi carrera, volver a mi pueblo siendo de los pocos entrenadores licenciados de los alrededores y montar mi negocio de entrenamiento allí. Un mercado pequeño pero con escasa competencia. Creo que no hubiera tenido problemas para ganarme la vida, pero sin duda lo que me ha llevado a sacar mi mejor versión día a día es diseñar un negocio a nivel nacional, compartiendo mercado con otros cientos de entrenadores que realizan una labor extraordinaria. Esto me ha llevado a:
- estudiar lo que hacen los demás entrenadores y a tratar de ofrecer un servicio, no sé si mejor, pero sin duda trato de que sea diferente y que mejore año a año.
- aprender continuamente de 0tros profesionales a través de conferencias, cursos, artículos o conversaciones personales.
- también a mostrar las claves de mi trabajo y aportar mi experiencia cuando cualquier otro entrenador me lo ha pedido.
- a establecer alianzas y colaborar con otros entrenadores.
- a valorar continuamente la satisfacción me mis deportistas, ya que si no están contentos tienen mucho donde elegir.
Quizá la competencia es lo que me ha permitido permanecer continuamente incómodo y superarme cada día. Al fin y al cabo, cuando somos muchos trabajando así los principales beneficiados son los deportistas.
por Vicente Úbeda | Nov 28, 2014 | Productividad
A veces hay pensamientos que nos bloquean, sabotean, paralizan y encogen. ¿Quién no se ha escudado nunca en el «si yo tuviera»?
Si yo tuviera…
- … un gimnasio, un gps más moderno o una pista de Atletismo en condiciones podría mejorar mis marcas.
- … más dinero podría arrancar ese nuevo proyecto que tengo en mente.
- … más tiempo podría abrirme un blog o escribir el libro que siempre quise escribir.
- … el enchufe que tienen otros seguro que encontraba el trabajo que deseo.
- … un cuerpo más musculoso y definido podría ligarme a la chica que me gusta.
Es una pena que no tengas todo esto, pero quizá la realidad es que te pase algo similar a lo que me pasa a mí. Quizá no te falte nada, quizá lo que pasa es que:
- No puedes quitarte de encima el miedo a enfrentarte a cantidades ingentes de trabajo.
- Sientes pánico a someterte voluntariamente a un esfuerzo titánico.
- No soportas la inseguridad y la incertidumbre de no tener garantías de éxito.
Hazlo
¿Qué quieres que te diga? Nada es gratis, lo que no cuesta dinero cuesta esfuerzo, sacrificio, valor. Simplemente pregúntate: ¿quieres?
3 respuestas a «Si yo tuviera…»
Vicente, gracias a los chinos que son los que se inventaron ese proverbio tan inteligente, yo solo he hecho un «copy page» jejeje, en cambio tú, si que has hecho un post original y muy lúcido. Felicidades.
Lo has clavao macho!! Este post me ha traído a la mente un proverbio oriental que desde que lo leí por primera vez forma parte de mi guía etico-vital y dice así, «si no eres parte de la solución, eres parte del problema y si no eres ni lo uno ni lo otro eres parte del paisaje».
Muy buen proverbio Miguel, gracias por aportar algo de sabiduría a este blog!